Consternado por el primer ataque inspirado por el grupo fundamentalista Estado Islámico contra una iglesia católica en suelo europeo, el papa Francisco llegará hoy a Polonia, tierra de Juan Pablo II, para participar de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
El viaje, el decimoquinto internacional de Jorge Bergoglio, tendrá lugar en un clima muy distinto al que reinó en Río de Janeiro en julio de 2013, cuando el ex arzobispo de Buenos Aires participó de su primera JMJ. Nunca antes, de hecho, se vivió en Europa una racha de atentados como la de las últimas semanas,reivindicados mayoritariamente por EI. La multiplicación de ataques provocó una psicosis en toda Europa, donde las falsas alarmas están a la orden del día y donde parece estar viviéndose esa "tercera guerra mundial en pedazos" de la que suele hablar Francisco.
"El Papa está informado y participa del dolor y del horror por esta violencia absurda,con la condena más radical contra cualquier forma de odio y la oración por las personas golpeadas", dijo ayer el padre Federico Lombardi, en su primera reacción a la "terrible" noticia llegada desde Francia.
"Estamos especialmente conmovidos porque esta violencia horrible tuvo lugar en una iglesia, un lugar sagrado en el que se anuncia el amor de Dios, con el bárbaro asesinato de un sacerdote y el involucramiento de fieles", dijo Lombardi, que destacó, por otra parte, la cercanía del Papa con la Iglesia de Francia, la arquidiócesis de Rouen, la comunidad atacada y el pueblo francés.
Inevitablemente, la noticia del ataque a una iglesia de Francia también alteró el clima de fiesta reinante en Cracovia, la segunda ciudad de Polonia -blindada como nunca para la ocasión-, donde hoy llegará el Papa y donde ayer quedó inaugurada con una misa la JMJ. Grupos de jóvenes rezaron por las nuevas víctimas y por la paz.
"El discurso del Papa sobre pobreza, sobriedad e inmigrantes molesta tanto al gobierno, que no quiere recibir las cuotas de refugiados que querría la Unión Europea, como a la jerarquía eclesiástica", explicó a LA NACION Edward Popiolek, periodista polaco. "Hay hasta quienes piensan que el papa argentino está del lado de los musulmanes, porque llevó varios de Lesbos hasta Roma", agregó.
Más allá de la presencia de un clero mayoritariamente muy conservador y aún atado a la figura de Karol Wojtyla, como pudo verse en el pasado sínodo de obispos sobre la familia, Francisco también llega a un país muy polarizado a nivel político.
En un viaje de cuatro días y medio en el cual, como sus dos predecesores, también visitará el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, el Papa se reunirá hoy con los obispos polacos en la catedral de Cracovia. Antes, hará una visita al presidente Andrzej Duda y pronunciará un discurso ante autoridades y representantes de la sociedad civil en el castillo de Wawel.
Con información de La Nación