En medio de la pertinente seriedad a la que obliga el más reciente conflicto entre Israel y Hamás, hay declaraciones que son lo más parecido a un chiste (muy malo).
El Político
El mundo democrático ha condenado la crueldad que exhibió Hamás, cuando atacó por sorpresa al Estado de Israel.
Sin embargo, existen regímenes que, guiados por coincidencias ideológicas o por malas asesorías, han respaldado la embestida terrorista.
Algunas de esas dictaduras (valdría la pena destacar la de Irán) han defendido la supuesta resistencia islámica de Hamás con un tono elegante.
Podríamos discutir la validez o no de los argumentos persas, pero no se puede poner en duda que Teherán se mantiene coherente, sin caer en disparates.
Hacia el norte de América del Sur, la realidad, por desgracia, ha sido diferente.
En Venezuela, Nicolás Maduro, triste dictador de ese país, ha respaldado a Hamás en términos risibles.
Durante este 10 de octubre, justo tres días después de la mortal embestida de Hamás a los israelíes, Maduro hizo afirmaciones que evidencian una clara ignorancia.
Como quien no tiene temor a la muerte (o al ridículo), el líder socialista aseveró que el mismísimo Jesús de Nazaret fue un hombre de origen palestino.
Aunque es cierto que Jesús nació en Belén, una ciudad que se localiza en la Palestina moderna, también es cierto que para el momento en el que María parió al salvador del mundo Palestina no existía.
Durante la época en la que vivió Jesucristo, los territorios de Palestina eran una región controlada por el Imperio Romano.
En consecuencia – y tal como reza la Santa Biblia – Jesús sí nació en Belén, pero en un momento histórico muy anterior al punto en el que Palestina tuvo su origen.
Crucificado y muerto… ¿Por los españoles?
Sin atisbar la metedura de pata inicial, el dictador venezolano llegó a más. Como quien cae en el barro para luego revolcarse en él, Maduro aseguró que, a Jesús, le dieron muerte los españoles.
En medio de su errado relato, el líder del régimen venezolano dijo que Jesús de Nazaret, “el primer anti imperialista que se conozca de la historia moderna (…) fue crucificado, condenado injustamente por el Imperio Español".
“Fue clavado, crucificado, asesinado, torturado nuestro Señor Jesucristo; él murió como un hombre palestino”, dijo Nicolás Maduro.
Aunque no se equivocó al rememorar el cruel trato con el que los romanos castigaron y dieron muerte al hijo del Padre, Maduro cometió un gazapo del que, quizá, no es consciente.