A medida que el camino a la victoria de Donald Trump se va reduciendo a unos pocos estados clave, ninguno de estos es más grande ni más diverso que la Florida, por lo que es esencial que amplíe su atractivo.
Pero entrevistas con más de una docena de votantes, varios estrategas republicanos y observaciones en sus eventos de campaña muestran que esos esfuerzos han sido obstaculizados por un comienzo lento y difícil en la campaña de Trump, la explosiva retórica del candidato y su incapacidad de enfocarse en nada.
No hay duda de que Trump es fuerte en el Estado del Sol, como lo ilustró su abrumadora victoria en las primarias. Pero si la forma sigue a la función y las generales se deciden por un estrecho margen, él deberá expandir una base de votantes que es abrumadoramente blanca y anglosajona, y no alejar a las personas a las que ya ha atraído.