Esta noche el pueblo judío inicia la lectura de la Hagada, el relato épico de la salida de la esclavitud en Egipto hace casi cuatro milenios, de la mano de Moisés, quien había sido salvado de las aguas del río Nilo, (de ahí su nombre).
Miguel Truzman T./El Político
A Moisés lo salva la hija del faraón, quien no cumplió con el decreto de su padre de asesinar a todo varón judío por temor al crecimiento poblacional que pudiera, eventualmente, atentar contra su reinado.
El relato de la Hagada nos traslada a ese pasado bíblico en donde el Creador se manifiesta una y otra vez a través del profeta Moisés, haciendo ver al mundo antiguo que existe un D_ios, único, grandilocuente, todopoderoso, firme, pero al mismo tiempo benigno y bondadoso.
Hagada
El pueblo judío tiene más de 3.000 años recitando la Hagada en el seder pascual alrededor de la familia con una comida donde los vegetales amargos nos recuerdan los tiempos de esclavitud de nuestros antepasados.
Fueron siglos de trabajos forzados, de dureza y desolación, pero que como se relata en el Libro Deuteronomio, que conforma uno de los 5 libros del Pentateuco “y nos sacó el Señor de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, con gran espanto, con señales y con milagros, desplego su gran poder y en medio de un inmenso terror, de acontecimientos extraordinarios, nos sacó de Egipto”.
Rescatando la libertad como factor esencial de Pesaj, se nos exhorta a repensar nuestra vida ahora en este momento, en la modernidad, ya que todo hecho histórico deja una enseñanza el pueblo judío a pesar de tantas maravillas de las que había sido testigo.
Ante la tardanza de Moisés en el monte Sinaí, quien se encontraba nada más y nada menos en la cúspide de la montaña recibiendo la Torá, o lo que comúnmente llamamos los 10 mandamientos; normas y principios éticos y morales no solo para el pueblo judío sino para la humanidad toda, no se le ocurrió mejor idea a ellos que construir el becerro de oro, un culto a la idolatría, al desconocimiento de la divinidad, del pacto, del compromiso con D_os.
Esto ocasionó que vagaran 40 años por el desierto, que no conocieran la tierra prometida, aquella llena de leche y miel, a la que solo entraron los descendientes de aquella población que todavía tenía rezagos de los cultos paganos de los egipcios después de siglos de esclavitud.
Libertad
En tal sentido, la libertad como concepto conlleva un enorme compromiso con nuestro legado, pero quizás más importante con nuestro presente, con nuestro día a día, nuestras acciones cotidianas, como comerciante, emprendedor, profesional, ama de casa, etc.
También cómo nos comportamos en nuestro trabajo, que tan honrado somos ante nuestros clientes, pacientes, consumidores de algún producto o servicio que prestemos?
Quizás esa sea una de las preguntas que nos hagan cuando estemos en presencia del Creador, cuando toque rendir cuentas de nuestras ejecutorias en este plano terrenal, como fuimos como padres, madres, hermanos, hijos en fin, creo que de lo que se trata es de aprovechar cada día para ser un poco mejores como seres humanos.
Estoy convencido de que la pregunta que mucha gente se hace ¿para qué vinimos al mundo? Creo y es una opinión personal y la que he venido exponiendo en mis interlocuciones públicas, vinimos todos y cada uno de nosotros a iluminar al mundo.
Y me refiero a que somos como una luciérnaga con un brillo, que cada quien puede iluminar su entorno inmediato, su familia, hay otras personas que por su carisma, capacidad, etc, pueden iluminar un entorno mayor, su comunidad, su ciudad, su país y cuando llamo iluminar es tan sencillo como dar el ejemplo en los valores y principios de nuestra fe.
Y en eso es lo que creo que todas las confesiones monoteístas, derivadas del judaísmo como religión monoteísta primigenia, que tiene una basamento muy parecido, en cuanto a la familia, el amor al prójimo, relacionado esto con la solidaridad, fraternidad, el respeto a la libertad de pensamiento.
El utilizar nuestra libertad para buscar nuestro sustento y el de nuestra familia dentro de los códigos que nos han nutrido por miles de años y que gracias al respeto, conservación de los mismo, hoy podemos en libertad leer en la primera noche del seder la Hagada de Pesaj.
Esta lectura es un acontecimiento extraordinario que ocurrió hace miles de años, pero que nos deja grandes enseñanzas y aprendizajes a nosotros y así seguirá pasando con las generaciones futuras, porque si hay algo que ha sido la tabla de salvación del pueblo judío, es y seguirá siendo su memoria histórica, que aún en las peores circunstancias ha sabido mantenerla firme.
Seguimos los preceptos de la Torá, una forma y estilo de vida diseñada por el Creador, en donde lo material y espiritual se compaginan para conseguir la felicidad en el servicio, en la familia, en la amistad, en la comunidad.
Que el Pesaj de este 2023 nos haga más libres para poder hacer, para poder crecer, para ser más útil en el mundo que cada día más necesita de millones de luciérnagas que iluminen todos los entornos de la tierra.
@migueltruzman
@miguel_truzman_tamsot