El nuevo presidente de la petrolera brasileña Petrobras, Pedro Parente, aseguró que la empresa estatal no se privatizará, en contra de lo que temen sectores de la izquierda.
En una entrevista con el diario Folha de São Paulo publicada hoy, Parente dice que la sociedad brasileña "ni siquiera está madura para discutir" la posibilidad de privatizar la mayor empresa del país.
El responsable de Petrobras se puede estudiar sin trabas la venta de cualquier activo de la petrolera, lo que puede incluir la cesión del control de la explotación de los ricos yacimientos de hidrocarburos en aguas profundas del Atlántico, sobre los que ahora tiene exclusividad la compañía estatal.
No obstante, dijo que si Petrobras cede la operación de las explotaciones petroleras a otras empresas, mantendrá el control compartido de estos yacimientos, localizados a grandes profundidades que se denominan el presal.
Después de que el presidente interino de Brasil, Michel Temer, ocupara el poder el pasado 12 de mayo, el Parlamento aceleró el trámite de un proyecto de ley que pretende flexibilizar el régimen petrolero y limitar los privilegios de Petrobras como gestora única en estos yacimientos.
El proyecto de ley ya ha sido apoyado en el Senado y en una comisión de la Cámara de los Diputados, por lo que para ser aprobado ya sólo necesita el visto bueno del pleno de la Cámara Baja.
Según este nuevo texto, Petrobras tendrá preferencia a la hora de decidir si quiere gestionar el bloque, por lo que será la petrolera la que decida o no sobre esa responsabilidad, que hasta ahora era una obligación.
Este régimen de producción y los privilegios de Petrobras fueron aprobados por ley en 2010, durante el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, como una medida para aumentar los beneficios que el Estado percibe por la explotación de petróleo.
El único yacimiento que se ha subastado en el presal es el campo de Libra, el mayor del país, con reservas de entre 8.000 y 12.000 millones de barriles de crudo recuperables.
Las graves dificultades financieras que atraviesa Petrobras, que en gran medida se deben a la trama de corrupción descubierta en su seno, han llevado a la empresa a emprender un plan de venta de activos.
Los sindicatos y partidos de izquierda han criticado los planes de ventas de activos y de flexibilización de las leyes petroleras, pues consideran que favorecen a las multinacionales y atentan contra los intereses de Brasil.