Una de las razones por las cuales Joe Biden colocó como vicepresidenta a Kamala Harris es la necesidad de resolver las raíces de la actual crisis migratoria. Buscar una solución al alto flujo de migrantes ha sido un problema para los últimos presidentes; y grupos cercanos a la funcionaria temen que pueda suceder lo mismo con ella.
El Político
Hay un sector que no fue optimista sobre los riesgos de esta gran tarea; mientras que otro se mantiene esperanzado ante la posibilidad de una nueva perspectiva que logre una respuesta eficaz al problema. Una persona cercana a Harris dijo citada por Político que la crisis migratoria no se puede resolver por una sola persona ni a corto plazo. La fuente, no autorizada para hablar con la prensa, señaló que cualquier mejora en el status quo debe considerarse una victoria.
Sin embargo, no queda claro el papel de la vicepresidenta en la resolución del conflicto. Altos funcionarios insisten en que Harris no está a cargo de la agenda general de inmigración; pero, por otro lado, la asesora y principal portavoz de la funcionaria, Symone Sanders, dijo el pasado viernes que la vicepresidenta recibió una "extensa sesión informativa sobre el triángulo del norte y América Latina" y que estaría "hablando con los líderes de la región en un futuro próximo".
Crisis migratoria en el centro de su política
Una idea de la política que podría asumir Harris en materia de inmigración la asona Sergio Gonzales, exasesor principal de política de la vicepresidenta. Gonzales recuerda las maniobras de la funcionaria en 2017; semanas después de que Donald Trump rescatara el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca). En ese momento la entonces senadora Harris ordenó a su personal preparar bebidas y aperitivos para los inmigrantes indocumentados que habían llegado al Capitolio, donde abordaban el tema de immigración. Esta acción representó una muestra de su apoyo a los jóvenes que centraban las discusiones políticas.
"Ella va a estar muy comprometida y a participar en los detalles. Y va a pensar en esto desde un punto de vista centrado en el ser humano", dijo Gonzales citado por Político.
Como parte de esas acciones, Harris fue copatrocinadora de la Ley Dream, que nunca fue aprobada por el Senado. Pese a que algunos críticos señalan a la vicepresidenta como "demasiado dura" con los inmigrantes en el pasado, antiguos ayudantes aseguran que el tema sigue entre sus prioridades. También destacan sus habilidades para abordar el tema.
A su paso por la Fiscalía General de California ayudó a coordinar abogados de inmigración para familias necesitadas de asistencia, especialmente para niños. En varias ocasiones viajó a la frontera; allí se reunió con funcionarios locales. Además creó un grupo de trabajo contra las bandas transnacionales.
Anteriormente, recibió críticas de su época como fiscal del distrito de San Francisco por apoyar una política de entrega a las autoridades de menores indocumentados; se trataba de inmigrantes acusados de cometer algún delito grave.
Desde el Senado
Su llegada al Senado, en 2016, se debió en buena parte al voto latino. Cuando comenzó a crear su oficina en esta instancia se incorporó a la Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales, una de las que supervisa la inmigración; pero por representar a un partido minoritario no pudo lograr las reformas que propuso.
En materia de inmigración sus contribuciones han sido más políticas que legislativas. Desde el Senado fue defensora de los inmigrantes; en su primer discurso arremetió contra Trump por sus políticas en esta materia, y se preparó mucho sobre el tema. Asimismo, presentó una ley para que los inmigrantes detenidos tuvieran acceso a abogados y otra para detener la construcción de centros de detención.
Posteriormente, trabajó en proyectos relacionados con la inmigración y negó su apoyo a un acuerdo respaldado por su partido relacionado con el muro fronterizo de Trump. Buscaban intercambiar 25.000 millones de dólares de gastos por un camino a la ciudadanía de los "dreamers".
Ahora en la Vicepresidencia
En la Vicepresidencia tiene el mismo papel que su ahora jefe al final de la presidencia de Barack Obama. En 2015, Biden tuvo a su cargo un proyecto que destinó 1.000 millones de dólares en Centroamérica; esto con el objetivo de aliviar el flujo migratorio a través de México hacia la frontera sur de Estados Unidos. El dinero tenía pocas condiciones y, debido a la corrupción en la región, la situación no ha hecho más que empeorar. Seis años después, esa experiencia está en la mente de la administración Biden, que busca una vez más resolver las causas del problema, señala Político.
Ahora la administración de Biden busca una manera similar de resolver el problema, pero con un mayor compromiso de los líderes para garantizar que los recursos lleguen a las comunidades necesitadas. Las lecciones serán la clave de su éxito, dicen los aliados de Harris.