"No hay nada como una pelea entre dos miembros prominentes del mismo partido para agitar la sangre". En esta ocasión, el reconocido medio Político analiza las diferencias entre Donald Trump y Mitch McConnell
El Político
"Si desean saber por qué el insulto público de Trump a McConnell debe revisar la respuesta de los compañeros republicanos de McConnell", refiere Politico.
Estos enviaron al senador Rick Scott a Florida para aplacar a Trump con el codiciado -y hasta ahora inexistente- premio "Campeón de la Libertad".
Llama la atención que una pelea entre personas que llevan el mismo uniforme anima cualquier deporte.
En otra época, los miembros del mayor órgano de deliberación del mundo se habrían unido a su colega, o al menos se habrían callado, seguros de sus posiciones.
Ahora, sin embargo, miran con recelo el destino político de Jeff Flake, Bob Corker y Mark Sanford, y el destino potencial del gobernador de Georgia, Brian Kemp, el senador John Thune.
También ven con recelo a otros republicanos que han provocado la ira de Trump.
"En parte, es el origen de su ira lo que hace que su ataque a los compañeros republicanos sea único, y en parte, es porque no le importa el daño que hace al partido", detalla el artículo de Politico
Añade que las disputas entre compañeros de partido no son nuevas, pero suelen estar limitadas (por ambas partes) por la comprensión de los daños colaterales.
Fin de las apuestas
Cuando a una de las partes le da igual, se acaban las apuestas.
Históricamente, las disputas intrapartidarias han tenido lugar durante el proceso electoral, a diferencia de éste, y suelen estar motivadas por grandes argumentos políticos.
También ocurren por un choque de ambiciones personales, o por ambas cosas.
Una vez terminada esa batalla, existe una poderosa presión para darse la mano, o al menos coexistir, y llevar la lucha al otro equipo.
Un dato a considerar es que siempre ha habido algo diferente entre Trump y el Partido Republicano, en parte porque parece tener una conexión más fuerte con sus votantes que los líderes del partido.
Incluso después de que ganara la nominación en 2016, cuatro de los cinco candidatos presidenciales anteriores del GOP se negaron a respaldarlo, al igual que una quinta parte de los senadores republicanos…
Sin embargo, "ganó un porcentaje mayor de votantes republicanos ese noviembre que Reagan".
Apoyo de Trump no se vio afectado
En enero, tras el motín del Capitolio, siete senadores de su propio partido votaron a favor de condenar a Trump por altos delitos y faltas, y el apoyo de Trump entre los miembros de base del partido no se vio afectado.
Tampoco era necesario que los republicanos llamaran la atención a Trump por su comportamiento para atraer su ira.
El listón de la herejía republicana iba mucho más allá de un voto de impugnación o condena.
Bastaba con la simple voluntad de seguir los mandatos de la ley, como hizo Kemp, o reconocer que Joe Biden había ganado las elecciones, como hizo el gobernador de Ohio, Mike DeWine.
Para los líderes republicanos, el llamamiento urgente es encontrar una especie de tregua.
Si el partido logra mantenerse unido, sabe muy bien que la historia estará de su lado cuando intente retomar la Cámara de Representantes y el Senado,
También saben lo que ocurre cuando un titular con hambre de poder, o al que realmente no le importan los daños colaterales, va a por los miembros de su propio partido.
Cuando FDR ató para "purgar" a los demócratas en 1938, el partido perdió 72 escaños en la Cámara y siete en el Senado.
La candidatura de Theodore Roosevelt como tercer partido contra Taft condenó al republicano a un humillante tercer puesto en 1912.
También Trump derribó al establishment republicano en 2016, y parece no tener ningún tipo de escarmiento por su pérdida en 2020.
Cualquier petición a Trump para que baje la temperatura ignora el comportamiento de toda una vida. Pedirle a Trump que no insulte a quienes le han ofendido es como pedirle que no exhale.
Fuente: Politico