A medida que Rusia se esfuerza por encontrar nuevos compradores para su petróleo con el fin de eludir las sanciones occidentales cada vez más severas, reduce la cuota de mercado de dos de sus aliados, Irán y Venezuela, y desencadena una guerra de precios que podría perjudicarlos a todos.
El Político
La competencia por las ventas a Asia ya ha obligado a Venezuela e Irán a hacer descuentos importantes en su crudo para tratar de conservar las pocas salidas disponibles para sus propias exportaciones sancionadas, según analistas y comerciantes de petróleo consultados por The New York Times en la edición en español.
La competencia petrolera desencadenada por la invasión rusa de Ucrania parece estar acercando un poco más a Venezuela con el mundo occidental, después de años de una relación profundamente estancada por los abusos electorales y de derechos humanos del líder autoritario del país.
El último productor de petróleo estadounidense que queda en Venezuela, Chevron, ha estado en conversaciones con el gobierno del país, según un ejecutivo petrolero venezolano y un funcionario local.
Cualquier posible acuerdo para introducir más crudo venezolano en los mercados mundiales ayudaría a Estados Unidos, que está cada vez más desesperado por reducir los precios del petróleo para limitar el daño a las economías occidentales por la guerra y por las sanciones impuestas al petróleo ruso.
Las consecuencias económicas están reduciendo el apoyo a Ucrania en su lucha contra su vecino más grande.
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