La situación económica en los Estados Unidos es delicada. El gobierno de Biden todavía enfrenta los estragos del Virus Chino y ahora debe lidiar con el problema de un incremento inflacionario, luego que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanzó su mayor incremento en 30 años.
El Político
La información, emanada del Departamento del Tesoro da a conocer que el IPC medido a 12 meses subió en octubre a 6.2% contra el 5.9% que se esperaba. Esto se traduce en que los estadounidenses están pagando mucho más por bienes y servicios.
Las contrataciones y los aumentos salariales han aumentado a un ritmo mucho más robusto en esta recuperación económica, que la registrada después de la Gran Recesión de hace una década, pero a diferencia de entonces, esta viene acompañada de un repunte inflacionario que está disminuyendo la confianza de los estadounidenses en la economía.
Biden promete ¿reducirla?
Cuando se dirigía a Baltimore para promover su plan de infraestructura de 1.2 billones de dólares, que considera crucial para su gestión, el presidente Joe Biden admitió que los estadounidenses están pagando demasiado por productos cotidianos y prometió atacar "de frente" la tendencia.
"Todo, desde un galón de gasolina a un pan, cuesta más", admitió Biden. "Aunque los salarios están aumentando, tenemos desafíos y tenemos que enfrentarlos. Debemos encararlos de frente", afirmó.
Opositores y el Plan de Gasto Social de Biden
Aunque Biden sostiene que los aumentos de precios son temporales, le dio a sus oponentes (dentro y fuera del partido demócrata) potentes argumentos contra sus planes de gasto social.
“Disponer de billones de dólares de más en la ola demócrata de impuestos y gasto solo hará que empeore la crisis que enfrentan los estadounidenses", dijeron en un tuit republicanos que integran el Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes.
La espiral inflacionaria se sumó a las preocupaciones porque los cuellos de botella de la oferta, la escasez de componentes clave y de trabajadores, conduzcan a una inflación persistente, a pesar de las garantías del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell de que esas presiones son temporales.