A primera vista, son apenas unos montones de piedras consumidas por el tiempo en la zona portuaria de Rio de Janeiro. Pero fue en este lugar donde casi un millón de esclavos llegados de África dieron sus primeros pasos en Brasil.
Las rocas del Muelle de Valongo, descubiertas en una plaza bajo una espesa capa de cemento, son también las huellas del recuerdo de un duro pasado, cuyas heridas todavía no cicatrizan en un país que, pese a su multiculturalidad, sigue marcado por el racismo.
Es un lugar de memoria único, que contiene los únicos vestigios todavía preservados del desembarque de los esclavos en América", explica el antropólogo Milton Guran, responsable de la candidatura de este sitio arqueológico al Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco.
La postulación se oficializó en marzo de 2016 y el organismo tomará la decisión final durante una reunión que se celebrará del 2 al 12 de julio en Cracovia, Polonia.
La ciudad de Rio fue incluida en 2012 en el Patrimonio Mundial de la Unesco por sus riquezas naturales, gracias a su espectacular enclave entre el mar y la montaña.
El reconocimiento de este nuevo sitio le permitiría, sin embargo, figurar en la misma lista que la isla senegalesa de Gorea, punto de salida emblemático de los esclavos africanos hacia América, clasificado como Patrimonio Mundial en 1978.
Al otro lado del Atlántico, los vestigios del Muelle de Valongo permiten reconstruir el final de ese terrible viaje.
Fuente: AFP.