Como maestro represivo o padre castigador, Vladímir Putin cumplió su promesa. Interrumpió el suministro de gas a Europa a los países que no le cancelen en rublos, la moneda oficial de ese país.
Mario Augusto Beroes Ríos/El Político
Bulgaria y Polonia son los primeros países castigados. La empresa rusa Gazprom cortó el servicio de gas a ambos territorios desde el martes 26 de abril.
El consumo de gas ruso en Europa es más de un 46%, frente al 11% que recibe de Argelia; 20% de Noruega y 5% de Qatar. Por lo tanto al no contar con grandes reservas propias la estabilidad energética de la UE se encuentra inevitablemente amenazada.
Fortalecer la moneda
El dilema para el gobierno de la Federación Rusa es mantener fortalecida su moneda, el rublo, frente a las decenas de sanciones impuestas por occidente.
Vladimir Putin, con más de 100.000 soldados concentrados en la frontera ucraniana tiene que mantener una logística que no es sencilla, más cuando el ejército ruso ha demostrado no estar preparado y ser mucho más frágil de lo que se creía.
Sanciones al sector bancario y empresarial, también a los oligarcas, límites a la compra de bonos rusos y excluir a Rusia del SWIFT (el sistema interbancario que permite las transferencias internacionales) han sido parte del castigo. Sin embargo Rusia ha sobrevivido, aunque con mucha dificultad, pero no le queda mucho tiempo.
La tensión crece y más ante una guerra que pareciera estar estancada y que podría prolongarse más allá de este año. De ahí que la UE y EEUU busquen alternativas contra el reloj para afrontar un posible desabastecimiento si se cumple el pronóstico de Washington de que Rusia "hará uso de la fuerza militar en algún momento, quizá entre ahora y mediados de febrero de 2023."
La gran arma de Rusia no tiene balas
Para muchos, la guerra en Ucrania es una fuerza de poderes entre Estados Unidos y Rusia, y China, agazapada esperando ver resultados que puedan beneficiarla en su proyecto expansionista.
Por ello, ningún miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha intervenido en el conflicto.
No obstante, el poder geopolítico que está ganando los hidrocarburos y los granos como el trigo presionan a Europa y la economía global.
“La gran arma de negociación de Vladimir Putin son tres pilares: los metales que se utilizan para las industrias; la energía del petróleo y el gas; y los granos", Recordemos que antes de la guerra Rusia y Ucrania producían el 30% del trigo que se consume en el mundo”.
Aunque la invasión está concentrada únicamente en un país, las consecuencias impactan en las cadenas de valor del resto del mundo, por lo que esta historia está en pleno desarrollo.