Los dispositivos móviles han evolucionado mucho en los últimos años, y la razón se debe a sus potentes procesadores. Qualcomm ha sido la reina de este mercado, pero cada día que pasa nos convence menos.
Qualcomm ha reinado con puño de hierro durante varios años. No lo vamos a negar, nos encanta la política con la que la compañía ha conseguido ganarse nuestro cariño a lo largo del tiempo, pero empezamos a notar que hay algo que no funciona como debería.
Hemos observado que a Qualcomm le está ocurriendo como a Intel, compañía que revolucionó el mundo de los procesadores varias veces, pero que actualmente se encuentra en un punto muerto. No es la única similitud de la compañía, ya que ambas han tenido baches similares a lo largo de su historia.
Hubo un tiempo en el que Qualcomm no era esa compañía que lideraba el mundo de los procesadores. Durante un tiempo existieron cuatro compañías que luchaban de tú a tú por liderar. Los rivales de Qualcomm en aquel entonces eran Texas Instruments, Nvidia con sus Tegra y Samsung con sus Exynos.
Qualcomm tenía en la época dos grandes añadidos, el primero eran sus gráficas Adreno, tecnología de la propia ATI (ahora parte de AMD), aunque no lo más grande. Su mayor valor residía en sus propias arquitecturas.
ARM es la compañía que diseña los procesadores, licenciándolos a los fabricantes para que puedan fabricar sus propios procesadores. Sobre la base de ARM, Qualcomm pudo crear sus propios diseños, liderando en rendimiento respecto a su competencia.
Existieron varias arquitecturas propietarias de Qualcomm, pero la que la catapultó a la fama fue Krait, arquitectura que fue estrenada con el Snapdragon S4 y mantenida hasta el Snapdragon 805. Un bombazo similar a cuando Intel lanzó sus famosos Core iX.
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Durante el año siguiente, la compañía decidió vivir del cuento, y no lanzar un nuevo procesador. Su competencia se encontraba tan lejos que solo tuvieron que hacer unos ajustes sobre el Snapdragon 800 para seguir siendo la opción predilecta de los fabricantes.
2015 fue un año para olvidar en Qualcomm. Como ya hemos mencionado, la principal baza de la marca eran sus arquitecturas superiores a los diseños base de ARM, y la compañía no supo dar el salto a los 64 bits. El Snapdragon 810 nos enseñó que tras pasar un año sin hacer nada, Qualcomm hizo un procesador para salir del paso.
En la actualidad, Samsung es el actual fabricante de muchos de los procesadores de Qualcomm. La compañía surcoreana tiene una gran factoría de procesadores, y habría usado su influencia para sentar un peligroso precedente.
Sabemos que el LG G6 tendrá un procesador del año pasado (Snapdragon 821), y esto podría deberse a que Samsung tendría la exclusiva temporal del Snapdragon 835. La primera tanda de producción se la quedará Samsung, mientras reserva sus propios procesadores para sus otros teléfonos.
Con información de NeanderGeek