Esta semana trascendió que un juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, Stephen Breyer, se retirará luego de casi tres décadas en esa posición. Eso significa que se abre una vacante en el tribunal de nueve miembros. Le corresponderá al presidente Joe Biden nominar a un sustituto.
A primera vista, es un proceso anodino y trivial. Pero en realidad tiene connotaciones e implicaciones importantes. Por ejemplo, es un reflejo del pesimismo sobre el futuro inmediato del Partido Demócrata. Al mismo tiempo, le abre una oportunidad a Biden para anotarse un triunfo justo cuando sus niveles de aprobación caen a un nuevo mínimo.
Prisa por la Casa Blanca…
Los jueces de la Corte Suprema pueden ejercer esta función hasta la muerte o su retiro voluntario. Por ello, las vacantes se pueden abrir en cualquier momento y eso es algo de lo que siempre están pendientes los partidos que controlan la Casa Blanca y/o el Senado. Siempre que surja una oportunidad de introducir a un magistrado ideológicamente afín, la van a tomar.
Hoy, la composición de la corte se inclina profundamente hacia la derecha conservadora, que abarca a seis de los nueve miembros. Donald Trump pudo en un solo mandato llenar tres vacantes. El último fue el que dejó, al morir, la juez Ruth Bader Ginsburg, parte del ala izquierdista de la corte.
Imaginemos que un republicano gana las presidenciales de 2024, y que Stephen Breyer (83 años de edad) hubiera seguido en la corte para aquel entonces y fallecido durante el período presidencial subsiguiente. Entonces, ese mandatario republicano hubiera podido llenar otra vacante, inclinando así la corte aún más a la derecha.
Este escenario ha sido ampliamente estudiado por grupos de interés en Washington. Activistas de izquierda tenían meses instando a Breyer para que se retire y permita a Biden nominar un reemplazo. De esa forma se evitaría repetir el caso de Ginsburg.
Parece que Breyer atendió al llamado. Eso refleja poca confianza en que Biden u otro demócrata sea capaz de ganar las presidenciales de 2024. En caso contrario, no importaría que juez optara por posponer su retiro.
…y prisa por el Senado
Designar a los integrantes del Poder Judicial estadounidense no depende del todo del Presidente. Los nominados deben ser aprobados por el voto de una mayoría simple en el Senado.
En tal sentido, los demócratas tienen una buena oportunidad para hacerlo ahora. Cuentan una mayoría simple justa en la cámara alta. Cincuenta de cien senadores son demócratas, y la vicepresidente Kamala Harris puede votar para poner fin a un empate.
Pero esto tal vez sea por tiempo limitado. A finales de año habrá elecciones parlamentarias y, debido a la impopularidad de Biden, los republicanos pueden capturar ambas cámaras del Congreso. Dada la fortísima polarización actual, es poco probable que un Senado de mayoría republicana apruebe a un candidato de Biden a la Corte Suprema.
Así que los demócratas tienen que moverse rápido presentando a un nominado que cuente con la aprobación unánime de sus senadores.
Buscando ganar puntos
Biden necesita logros que vuelvan a entusiasmar a su base apoyo con mucha urgencia. Dos de sus proyectos bandera (en materia de Estado del Bienestar, lucha contra el cambio climático y derechos electorales) quedaron en suspenso por falta de apoyo suficiente en el Senado.
En su campaña, el Presidente prometió nominar a una mujer afroamericana a la Corte Suprema, tan pronto como tenga una oportunidad. Si lo cumple, eso pudiera reimpulsar hasta cierto punto el respaldo a su presidencia. El tema involucra las políticas identitarias de raza y género que tanto interesan a los demócratas hoy.
Pero reemplazar a un juez del ala izquierdista por otro de inclinaciones similares no altera el equilibrio en la corte. El bloque conservador seguiría teniendo una mayoría abrumadora. Así que el efecto que Biden espera sería limitado. A menos que…
A menos que se maneje la comunicación al respecto de forma conveniente. Por ejemplo, si se les recuerda a los votantes afines sobre la importancia judicial de tener un Presidente demócrata y un Senado en manos del mismo partido. Eso tal vez aliente el voto por ellos. Sobre todo cuando la mayoría conservadora en el tribunal evalúa dejar sin efecto jurisprudencia a favor del aborto. Hay por ello un gran interés entre votantes de izquierda en revertir dicha mayoría.