La reapertura de la frontera entre Venezuela y Colombia se dio hace más de tres meses para vehículos y comerciantes, después que los gobiernos de Nicolás Maduro y Gustavo Petro abrieran los puentes que conectan las ciudad limítrofes entre ambos países.
El Político
Al momento que se dio la ‘apertura’ la expectativa de trabajadores y gremios era muy alta para volver a tener la actividad económica que caracterizaba esta zona del país, antes del cierre de la frontera.
San Antonio del Táchira fue una ciudad de paso durante los siete años de cierre de frontera. Quienes llegaban allí lo hacían para cruzar a Cúcuta y comprar o irse definitivamente de Venezuela.
Eso llevó a que más del 90 % de los comercios cerraran, según cifras de la Asociación de Comerciantes de Bolívar.
Reapertura de la frontera no fue lo que se esperaba
“La expectativa era enorme”, comenta Laura Manzano a El Pitazo, vendedora de ropa en San Antonio del Táchira, municipio Bolívar, colindante con La Parada, en el Norte de Santander, Colombia.
Para ella, inevitablemente la expectativa era grande. Los años de cierre de frontera y de sólo paso peatonal la llevaron a convertir su tienda de ropa en un espacio donde también ofrecía agua, refrescos y chucherías para obtener ingresos y mantener su negocio abierto.
Y dijo "creíamos y confiábamos en que la reapertura sería maravillosa, pero, lamentablemente no fue así. La gente pasa por aquí directo a Cúcuta, a comprar todo allá más económico. No tenemos cómo competir porque aquí todo es más caro".
“Sigue insostenible. San Antonio es un pueblo fantasma desde hace años y lamentablemente continúa así. Creíamos y confiábamos en que la reapertura sería maravillosa, pero no fue así. La gente pasa por aquí directo a Cúcuta a comprar todo más económico allá. No tenemos cómo competir porque aquí todo es más caro. Mucha gente cerró”, explicó la joven de 27 años.
Venezuela el mayor afectado
Aunque el intercambio comercial entre ambos países también fue uno de los anuncios de los mandatarios, el presidente de la Asociación de Ganaderos del Táchira (Asogata), Edgar Medina, precisó que la comercialización de las proteínas no se realiza en igualdad de condiciones.
Desde Colombia logran ingresar las carnes a territorio nacional, pero los productores locales no pueden hacer lo mismo.
El problema es que los productores colombianos tienen certificado de fiebre aftosa; mientras que los venezolanos no. “Se nos coloca en una competencia desleal porque ellos –los colombianos– sí pueden traer las carnes, pero nosotros no podemos llevarlas”, indicó Medina.
Venezuela no tiene el certificado de estar libre de fiebre aftosa debido a que el ente internacional que regula esta materia no ha emitido la documentación que avale que las proteínas cuentan con la garantía correspondiente.
El Gobierno colombiano prohíbe el ingreso de carne venezolana, ni en pie ni despostada (descuartizada), hasta que los ganaderos tengan la certificación; por tanto, no pueden comercializar la carne con Colombia.
Reapertura de la frontera no reactivó el turismo
El exalcalde del municipio Bolívar, William Gómez, describió otras situaciones que resultan negativas para la reactivación económica y turística de la frontera: el prolongado cierre del aeropuerto Juan Vicente Gómez, desde donde siete años atrás salían viajeros directo a la isla de Margarita a pasar vacaciones.
De igual manera, la imposibilidad del transporte público para llegar al terminal de pasajeros. Antes de la pandemia de COVID-19, las líneas extraurbanas entraban a la localidad con personas de todo el país que, al llegar al puerto terrestre, incentivaban el uso de taxis e incluso pernoctaban en el pueblo.
"Los visitantes no tienen ninguna fuente de atractivos en el lado venezolano para comprar, porque no van a venir a llevar alimentos originarios de Colombia y que, de paso, aquí son más caros" contó Gómez.
Otro factor que Gómez considera determinante es la reactivación de las casas de cambio, pues las personas deben cruzar los puentes internacionales y realizar las transacciones en el lado colombiano, por lo que ese sector continúa paralizado por completo.
Poca conectividad aérea
Pese a que el embajador colombiano, Armando Benedetti, dijo en diciembre de 2022 que luego de una conversación con Nicolás Maduro este le había asegurado que todas las aerolíneas venezolanas iban a operar hacia el vecino país, la realidad es que apenas dos están viajando.
De acuerdo con el abogado aeronáutico, Rodolfo Ruiz en la actualidad apenas operan la venezolana Turpial y la colombiana Satena con par de frecuencias a la semana respectivamente.
“No hay información oficial al respecto, pero es posible que al no poder volar Conviasa a Bogotá de forma regular por el tema sanciones, se esté impidiendo que las aerolíneas colombianas vengan a Venezuela y eso tiene de cierta manera el juego trancado”, dijo Ruiz en una entrevista anterior a Runrunes.
Beneficios de la reapertura solo del lado colombiano
La apertura de la frontera no fue simbólica, ha sido efectiva y los resultados son más que favorables y van en franco ascenso, dijo a Vanguardia el secretario de Frontera de Cúcuta, Víctor Bautista.
El funcionario respondió así a preguntas que surgieron desde el auditorio donde concluyó el Segundo Congreso Internacional de Plazas de Mercado, en el sentido de que no había un ambiente ‘real’ de una frontera abierta.
Bautista trajo a colación los avances alcanzados hasta ahora: hay una serie de transformaciones que van desde las operaciones de comercio exterior, la habilitación de los Códigos por la Dian, así como la apertura de la plataforma aduanera, la misma que el presidente Iván Duque no quiso abrirla durante año y medio en esta frontera.
Reveló que son 700 millones de dólares en comercio y transacciones de comercio exterior, “eso no es simbólico, es comercio puro y legal. Además, miles de personas han regresado a Venezuela y el tema migratorio se está transformando satisfactoriamente, normalizándose sobre todo en situación laboral”.
Otros proyectos en la frontera
Wolgfan Ochoa, gerente general de la central mayorista de Cúcuta, Cenabastos, reveló que se trabaja en dos grandes proyectos para convertir a esta central y a Cúcuta como centro de acopio y distribución binacional. “Vamos a ser el cordón umbilical de la frontera”.
“Vamos a tener alrededor de 80 millones de personas para alimentar entre los dos países. Nos estamos preparando con las experiencias de las demás centrales mayoristas”, dijo Ochoa.
Dijo que el proyecto de la estación de servicios múltiples ya está en marcha. Pero también está el otro proyecto macro que es el de la construcción de cuatro bodegas de 400 metros, y 29 más de 300 y 250 metros que nos van a garantizar para que inversionistas las utilicen para proyectar alimentación para los dos países desde Cúcuta.
“Nosotros estamos abriendo las puertas a los empresarios de las centrales mayoristas del país para que se vinculen con esta frontera”, dijo Ochoa.