Emtrasur, la empresa aérea filial de Conviasa, está rodeada de misterios y el Boeing 747-200 no escapa a esta situación.
Mario Augusto Beroes Ríos/El Político
Sus vuelos, la carga que transporta y hasta la tripulación no dejan de levantar suspicacias, al igual que el servicio prestado.
Comencemos por el principio, con el avión actualmente retenido en el aeropuerto internacional de Ezeiza, en Buenos Aires; el Boeing "Luisa Cáceres de Arismendi."
De Mehrabad a Maiquetía
En el Aeropuerto de Mehrabad, Teherán se transformó el Boeing 747-300M.
El avión que perteneció a la línea persa Mahan Air, pasó a ser operado por la filial de carga de Conviasa, Emtrasur, y "bautizado con el rimbombante nombre de Luisa Cáceres de Arismendi", heroína de la independencia venezolana.
Datos obtenidos ch-aviation, informan que el avión, negociado por el gobierno venezolano cuando Stella Lugo era ministro de Turismo, y actual embajadora en Argentina, tenía para el año 2019 36 años, más de 84.000 horas de vuelo en más de 14.000 ciclos operados.
El primer dueño fue la empresa UTA -Union de Transports Aériens, y lo recibió en enero de 1986, donde operó hasta el cierre de la compañía en 1992, cuando se unió a Air France.
El avión, con matrícula F-GETA fue retirado del servicio en 2006 y vendido a Mahan Air en 2007, donde operó con el registro EP-MND.
En el 2019, durante una feria turística en Shangai, el 747-300 fue comprado por Conviasa y registrado con su matrícula venezolana YV3531 y fue bautizado como “Luisa Cáceres de Arismendi”.
México-Paraguay-Aruba-Uruguay-Argentina
El avión de Emtrasur aterriza en Ezeiza el lunes 6 de junio con 19 tripulantes.
No había podido aterrizar en Uruguay, ya que este país le había cerrado el espacio aéreo.
Con algo más de 18.000 litros de combustible aterriza en el aeropuerto de la ciudad de Córdoba y cuando las condiciones climáticas lo permitieron, enfiló vuelo a Ezeiza.
Sin embargo, ya los gobiernos del Paraguay y del Uruguay habían advertido a las autoridades argentinas de las irregularidades del avión y del exceso de tripulantes de cabina: 14 venezolanos y 5 iraníes.
De inmediato se inicia un proceso judicial donde la primera acción es retener el 747 de Emtrasur y quitarle los pasaportes a la tripulación venezolana e iraní.
Ya las autoridades sabían que dos de ellos, eran miembros de la guardia Quds, cuyos vínculos con Al Queda son más que evidentes.
Lo que no se sabe es qué contenían las cargas transportadas por Emtrasur desde su salida de Venezuela y su largo periplo por varios países de Hispanoamérica.
Lo que se contrató y lo que se transportó
Un reportaje de Infobae detalla que la empresa racht cotizó el vuelo con tres brokers internacionales.
Uno de ellos ofreció llegar el 7 de junio, otro el 10 de junio, y finalmente se llegó a un acuerdo con Aerocharter México, que prometió entregar la mercadería en el aeropuerto de Ezeiza el viernes 3 de junio.
Las negociaciones, vía Whatsapp y mail, duraron apenas unas horas por la urgencia que tenía el cliente y la escasez de vuelos a nivel regional.
El contrato entre la oficina de Fracht en Estados Unidos y la empresa mexicana finalmente se firmó el 31 de mayo y determinó un costo de $ 885.000, que se pagaron por adelantado y en efectivo.
Recién en ese momento, Fracht se enteró que la empresa sub contratada por Aerocharter México era la venezolana Emtrasur.El contrato con Alcux Air Spain tiene apenas una página. Sin embargo, hubo una cadena de contrataciones que dejaron un enorme margen de ganancia.
Se pagó más y se percibió menos
De hecho, Fracht pagó $ 885.000l y Emtrasur habría terminado recibiendo apenas $ 600.00.
La carga del avión se volvió más sensible luego del informe del FBI que advirtió sobre los antecedentes de la firma Qeshm Fars Air, vinculada al piloto Gholamreza Ghasemi.
“Fars Air Qeshm opera vuelos de carga bajo cobertura civil para la Fuerza Quds y el IRGC, y los utiliza para contrabandear armas y equipos sensibles de Irán a Siria, entre otras cosas.
Esta actividad es parte de los esfuerzos de Irán para establecer presencia militar en todo el mundo”, asegura ese informe.
Justicia argentina y comunidad judía argentina al tanto
En su último requerimiento, la fiscal Cecilia Incardona pidió que se realice un peritaje contable y de importación y exportación, y se designe un despachante de aduana.
"Se busca determinar si se condice la mercadería declarada con el costo del viaje, costo de la tripulación, estipulación genérica de los honorarios o sueldos de los participantes en la operación comercial de aeronavegación de transporte de carga”.
La causa sigue bajo secreto de sumario.
En las próximas horas, la querella de la DAIA responderá el último requerimiento de la fiscal y pedirá que se mantengan las medidas cautelares.
Esto es, la prohibición de salida del país de los 19 tripulantes, que sigan bajo control de la Justicia, y que se mantenga retenido el avión en Ezeiza.