Heartland Tri-State, un banco basado en Elkhart, Kansas, se convirtió en la quinta institución financiera de EE.UU. en declararse en bancarrota en lo que va de 2023, luego que los reguladores se lo cerraran tras el anuncio de quiebre.
El Político
David Herndon, comisionado del banco de Kansas, nombró a la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) como síndico al declararse insolvente la institución. El Heartland Tri-State Bank, posteriormente, fue comprado por el Dream First Bank.
Mediante un comunicado, Herndon precisó que la insolvencia se debería "a un evento aislado". "En general, la industria bancaria de Kansas no se ve afectada por este evento y los bancos de Kansas se mantienen fuertes", precisó en el oficio el comisionado del Heartland Tri-State Bank.
Fundado en 1985, el banco kanseño tenía tres sucursales adicionales en Attica, Arlington y Rolla, y contaba con 139 millones de dólares por concepto de activos totales, y otros 130 millones en depósitos totales.
Garantía de protección de fondos a clientes
El comisionado del Heartland Tri-State Bank precisó que sus depositantes se convertirán automáticamente en depositantes de Dream First Bank, además de poder acceder a sus fondos mediante el uso de cheques o tarjetas de cajero automático o débito.
"Los cheques girados contra el banco continuarán siendo procesados. Los clientes de préstamos deben continuar haciendo sus pagos como de costumbre”, destaca el comunicado.
Con el cierre del Heartland Tri-State Bank aumenta a cinco los bancos estadounidenses declarados en bancarrota, precedido por el First Republic Bank, Signature Bank, Silicon Valley Bank y Silvergate Bank a principios de 2023.
Estos cierres han sido catalogados como una "pequeña crisis bancaria", que hasta ahora no ha tenido la magnitud de la caída de gigantes financieros en 2008. Aquella que precipitó la "Gran Recesión". Entidades grandes como Bank of America, JP Morgan Chase y Wells Fargo no se han visto afectadas significativamente.
Sin embargo, el episodio ha generado nuevas inquietudes sobre la salud de la economía norteamericana, en el contexto del combate a la inflación. La Reserva Federal ha estado subiendo las tasas de interés para combatir el aumento de precios. De hecho, esta semana hubo otra alza en las tasas. La medida ha reducido la inflación pero también generado presión en algunos bancos.