Hace cuatro décadas que encabeza la lista de los más buscados por la DEA. Para la agencia no es un fugitivo del montón, no es otro capo narco. La extradición de Rafael Caro Quintero (Sinaloa, 1952) fue celebrada con júbilo dentro de la agencia: 40 años después, tiene entre sus manos al presunto asesino del exagente Enrique Kiki Camarena.
"Este momento es extremadamente personal para los hombres y mujeres de la DEA que creen que Caro Quintero es responsable de la brutal tortura y asesinato del agente especial", dijo el administrador interino de la agencia Derek S. Maltz. Quintero aterrizó este jueves en Estados Unidos junto a otras 28 importantes figuras del mundo narco mexicano.
Entró en el mundo del delito a los 14 años, comenzando por el cultivo de marihuana en su Badiraguato natal. Conocido con el mote de "narco de narcos", fue uno de los fundadores del extinto cartel de Guadalajara. Tenía fama de hábil en los negocios del bajo mundo, y en su lista de contactos figuraba el colombiano Pablo Escobar. Tenía fama, también, de gustos caros: joyas, ropa fina.
Aunque aparentaba dedicarse a la agricultura, llegó a ser el mayor exportador mexicano de marihuana, según algunos estimativos. Rey de esa droga, con ayuda de Escobar incursionó también en la cocaína. Ya por entonces Estados Unidos lo miraba con recelo.
El asesinato de ‘Kiki’
El agente especial de la DEA Kiki Camarena se infiltró en el cartel de Guadalajara en 1982. Sus operaciones encubiertas llevaron a la destrucción de 2.500 acres de marihuana en la hacienda Rancho Búfalo, identificada como propiedad de Caro Quintero.
En febrero de 1985, a tres semanas de que reasignaran a Camarena por temor a que se hubiera acercado peligrosamente al hampa, fue secuestrado por cinco hombres que lo metieron dentro de un Volkswagen beige. Un mes más tarde, su cuerpo fue encontrado en una zanja. Tenía signos de tortura.