Agentes de inteligencia montaron la red de pases irregulares dentro de la Policía.
Las investigaciones de la Fiscalía señalan que para la venta ilegal de 1 347 pases, la red organizó dos grupos. Uno de inteligencia y otro de contrainteligencia. El primero visitaba los repartos policiales de todo el país para identificar a los agentes que tenían la necesidad de pasarse de una ciudad a otra. Para eso se presentaban ante los jefes de las unidades como parte de una comitiva que evaluaba el ambiente laborar de los uniformados.
Esos detalles constan en el expediente de la investigación fiscal a la que este Diario tuvo acceso. En esos documentos se revela que los integrantes de este grupo podían permanecer en los cuarteles desde tres días hasta dos meses.
La idea era acercarse a los policías y ofrecerles los cambios. Si los uniformados accedían, el pase irregular era concretado. Por cada transacción cobraban entre USD 1 000 y 2 000. Por eso se calcula que la red delictiva, desde octubre del 2014 hasta junio del 2015, movió USD 6 millones.
Pero, además del grupo de inteligencia, los procesados incluso montaron contrainteligencia. La consigna de esta estructura era vigilar a los jefes policiales para que no investigaran los ilícitos. También reclutaban a otros agentes para que colaboraran con la red. En la indagación fiscal se dice que los miembros de contrainteligencia se contactaron con las autoridades de la Dirección de Personal para que dieran trámite a los pases sin que cumplieran todos los filtros.
Así lo corroboró el exjefe de pases, quien fue sentenciado a ocho meses de cárcel luego de aceptar que desbloqueaba el sistema e ingresaba los datos de los agentes que pagaron por el traslado. Luego del pago, los cambios demoraban como máximo dos días. Ese trámite legalmente puede tomar entre una y dos semanas.
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El excomandante Fausto Tamayo, quien es acusado por ser uno de los presuntos líderes de la organización, también conoció de estos grupos. Lo dijo el jueves en su versión. El exoficial señaló que durante su gestión, como máxima autoridad de la Policía, no autorizó la conformación de ninguno de estos dos grupos. Sin embargo, admitió que conoció la existencia de estas estructuras.
Según él, esos agentes operaban bajo una técnica denominada historia ficticia. Se hacían pasar como personal de la unidad de delitos aduaneros.
Tamayo relató que cuando supo de ese grupo los disolvió de inmediato. “Esos agentes fueron divididos. La mitad fue trasladada a la cárcel de Latacunga y la otra a la de Guayaquil para que dieran seguridad a esos centros”.
En la versión del jueves, el exjefe policial también sostuvo que durante su gestión le solicitaron pases autoridades del Ejecutivo, Legislativo y de la Fiscalía. Aunque los mencionados se han defendido y han dicho que no tienen nada que ver en estos hechos.
El presidente Rafael Correa, durante su enlace ciudadano, se refirió al tema y dijo que es distinto un pase por razones humanitarias que estar cobrando USD 3 000. “Eso es enriquecimiento ilícito, una conjunción de varios delitos”.
En los archivos de la investigación, que está conformada por 278 cuerpos procesales, reposan las versiones de agentes que señalan que inteligencia y contrainteligencia eran lideradas por el teniente Ernesto Montenegro y el capitán Luis Carrera. Ambos son expertos en inteligencia policial. Ellos fueron sentenciados en mayo a ocho meses de cárcel, pues aceptaron su participación en la oferta ilegal. Ahora son testigos de la Fiscalía.
De allí que en sus versiones señalan que cumplían órdenes del general Tamayo y del teniente Alexis Cifuentes, considerado como el cabecilla de la red. Los dos oficiales también eran de inteligencia.
Con información de El Comercio