La pandemia de COVID-19 ha levantado una oleada global de críticas contra el régimen comunista chino y la opacidad con la cual ha manejado la pandemia, lo que habría contribuido a su expansión por el mundo.
El Político
En todo el mundo, desde Alemania hasta Estados Unidos, pasando por Gran Bretaña e inclusive Argentina, entre otros países, se abrieron demandas contra el PCCh por otro crimen contra la humanidad: El encubrimiento intencional y la manipulación de la información acerca de la epidemia en China, con la complicidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que provocó que el coronavirus, llamado “virus PCCh”, pudiera propagarse sin control por todo el planeta.
Según el portal Tierra Pura, el virus no solo dejó un número aún por determinar de muertos en China sino que afectó mortalmente afectó al resto del mundo.
Sostiene la publicación que varios científicos alrededor del mundo sostienen que podría haberse originado en un laboratorio chino.
"Este crimen fue posible porque el régimen comunista es una dictadura totalitaria a la cual no le importan los muertos. En los 70 años de dictadura comunista han muerto 85 millones de chinos de forma no natural. Si inclusive hay más muertos en China, y con más razón en el resto del mundo, al PCCh no le preocupa en lo absoluto", apunta Tierra Pura.
La historia de Falun Dafa
Recuerda Tierra Pura que en 2020 se cumplen 21 años de la persecución religiosa que ocurre en China contra decenas de millones de practicantes de la disciplina espiritual Falun Dafa, lo que organismos de derechos humanos han catalogado como un genocidio sin precedentes.
"Reportes de organismos internacionales, investigaciones independientes y resoluciones de parlamentos de todo el mundo han documentado que estos creyentes son sometidos a campos de trabajo forzado, centros de tortura, lavado de cerebro e inclusive sustracción forzada de órganos -cuando las personas aún están con vida", señala el medio.
Las investigaciones independientes de David Matas, renombrado abogado de DD. HH. canadiense y David Kilgour, ex secretario de Estado para Asia-Pacífico de Canadá, concluyen que la sustracción de órganos de los practicantes de Falun Dafa se viene ejecutando desde que comenzó la persecución religiosa en 1999, hecho macabro que se ha convertido en un horripilante negocio lucrativo.
Estos prisioneros de conciencia, como los denominan los organismos de derechos humanos, son encerrados en campos de concentración clandestinos en donde se les realizan sistemáticamente análisis de sangre y de compatibilidad genética, transformándolos en un banco de proveedores de órganos frescos, listos para la venta para trasplantes (click aquí para ver la investigación en castellano).
Este genocidio fue denunciado alrededor del mundo a través de diferentes juicios por ser considerado un crimen de lesa humanidad.
En Argentina, una investigación tiene como principales implicados a Luo Gang, exsecretario de la Comisión de Asuntos Políticos y Legales del Comité Central del PCCh, y al exdictador chino Jiang Zemin.
Este último es considerado el autor ideológico y principal responsable de la persecución que sufren en China los practicantes de la disciplina de la Escuela Buda Falun Dafa.
Para Tierra Pura el mundo tiene que despertarse y alejarse del PCCh, que por su esencia maligna no puede cambiar.
"Si China no estuviera gobernada por una dictadura totalitaria comunista, sería imposible que existiese un laboratorio desarrollando investigaciones secretas ni encubriendo la información crucial para prevenir una pandemia que terminó afectando primero a las vidas de Wuhan, luego la de otros chinos y, finalmente, a la gente de todo el mundo".