Tras su despido y su sorpresiva recontratación, el CEO de OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT, Sam Altman alarma al mundo sobre el "apocalipsis" de la inteligencia artificial.
El Político
El viernes 17 de noviembre, OpenAI, la firma tecnológica que desarrolló el sistema de inteligencia artificial (IA) ChatGPT, anunció públicamente el despido de Sam Altman, su director ejecutivo, alegando que su junta directiva ya no confiaba en su " capacidad para seguir liderando OpenAI”.
Sin embargo, el mismo fue recontratado 5 días después de dicho anuncio. El acuerdo donde se oficializaba el regreso de Altman a la empresa, dado a conocer este miércoles, 22 de noviembre, por la compañía tecnológica, también implica "en principio" el nombramiento de nuevos miembros de la junta directiva de la empresa y la reincorporación del cofundador de OpenAI.
Sam Altman se ha dedicado desde le inicio de su proyecto a crear conciencia sobre las consecuencias negativas que podrían traer el avance de la tecnología, específicamente de la inteligencia artificial, por lo que su despido, de alguna forma, era de esperarse, debido a que la junta directiva podía tomar estas acciones de Altman contraproducentes para la empresa.
Sin embargo, durante varias presentaciones, describió la inusual estructura con fines de lucro dentro de una organización sin fines de lucro de OpenAI, como un cortafuegos contra el desarrollo irresponsable de poderosas IA.
¿Querían silenciar a Altman?
Liderando una empresa puntera de inteligencia artificial, con una multimillonaria asociación con Microsoft, las alarmas que constantemente activaba Sam Altman, frenaba significativamente el proceso de la empres, o por lo menos eso consideraba la junta directiva de la marca, por lo que consideraron su despido como una buena opción.
Independientemente de lo que Altman hiciera con los miles de millones de Microsoft, la junta podría mantenerlo a él y a otros líderes de la empresa bajo control.
"La junta puede despedirme, creo que eso es importante", comentó Altman a Bloomberg en junio.
“Resulta que no pudieron despedirlo, y eso fue malo”, menciona Toby Ord, investigador principal en filosofía de la Universidad de Oxford y una voz prominente entre las personas que advierten que la IA podría representar un riesgo existencial para la humanidad, según informó el medio WIRED.
Por su parte, los reguladores de todo el mundo estarán atentos a lo que suceda a continuación en OpenAI. Se sabe que, a favor de este control, la Comisión Federal de Comercio de EE UU votó para otorgar al personal del regulador poderes para investigar a las empresas que venden servicios impulsados por IA, permitiéndoles exigir legalmente documentos, testimonios y otras pruebas.