Lula da Silva no se anduvo con medias tintas y acusó directamente a Jair Bolsonaro de lo ocurrido este domingo en Brasilia. El presidente anunció que los "vándalos fascistas serán encontrados y castigados".
El Político
Apenas una semana de tregua tuvo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para enfrentar el golpe insurreccional planificado contra él. Superior en ambiciones al que se hizo en Estados Unidos, el 21 de enero cuando los partidarios de Donald Trump asaltaron el Capitolio para desconocer la victoria de Joe Biden.
El mandatario calificó de "barbarie" los graves altercados vividos en Brasilia y decretó la intervención federal en el área de seguridad.
Agregó que los radicales han sido "estimulados" por Bolsonaro y que "pagarán con la fuerza de la ley" por los disturbios provocados.
"Vamos a descubrir a los financiadores" de esas protestas violentas y de cuño golpista, que "destruyeron todo lo que encontraron a su paso", indicó Lula.
El presidente nombró como interventor a Ricardo Capelli, secretario general del Ministerio de Justicia, que será el responsable de toda el área de Seguridad en la capital hasta el próximo 31 de enero y estará subordinado directamente al presidente.
"La democracia garantiza el derecho de la libertad de expresión, pero exige que las personas respeten las instituciones", añadió Lula,
En su conferencia de prensa, Lula denunció “incompetencia o mala fe” por parte de la policía y prometió que algunos serían castigados.
#ULTIMAHORA @LulaOficial asume con mano dura intento golpista en #Brasil: “Fascistas fanáticos, hicieron lo que nunca se hizo en nuestro país #. Van a ser castigados. Vamos a saber quiénes financiaron a los vándalos. Decreto la intervención del Distrito Federal de #Brasilia” pic.twitter.com/3LWN44Yd5b
— Rolando Segura (@rolandoteleSUR) January 8, 2023
Lo que respondió Bolsonaro
Bolsonaro rechazó la acusación del presidente el domingo por la noche. En un tuit afirmó que la protesta pacífica forma parte de la democracia, pero el vandalismo y la invasión de edificios públicos eran “excepciones a la norma”.
No mencionó de forma específica las acciones de los manifestantes en Brasilia.
Por qué es importante
Los manifestantes del domingo reclamaban una intervención militar que reinstaurara al ultraderechista Bolsonaro en el poder o expulsara al presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, recién instalado en el cargo.
Unas escenas de caos y destrucción que recordaban a la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos.
Las autoridades brasileñas prometieron proteger la democracia y este lunes se preparaban para imponer castigos.
En Contexto: Bolsonaro plantó la semilla
En los meses que siguieron a la derrota electoral de Bolsonaro el 30 de octubre, Brasil estuvo en vilo, receloso de cualquier vía que pudiera seguir el mandatario saliente para aferrarse al poder.
Bolsonaro avivó entre sus seguidores más fieles la creencia de que el sistema de voto electrónico era propenso al fraude, aunque nunca presentó ninguna prueba.
Y su hijo, el legislador Eduardo Bolsonaro, celebró varias reuniones con el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, Steve Bannon, viejo aliado de Trump, y su asesor de campaña Jason Miller.
Los resultados de las elecciones brasileñas —las más ajustadas en tres décadas— fueron reconocidas con rapidez por políticos de todo el espectro político, incluidos algunos aliados de Bolsonaro, y docenas de gobiernos.
Bolsonaro sorprendió casi a todo el mundo al desaparecer de la vista. No admitió la derrota ni denunció un fraude, aunque su partido y él solicitaron la anulación de millones de votos, una petición desestimada con prontitud.
Dos días antes de la investidura de Lula el 1 de enero, Bolsonaro voló a Estados Unidos y se instaló de forma temporal en Orlando.
Los hechos
En Brasilia, las huestes del expresidente Jair Bolsonaro, invadieron las sedes del Congreso Nacional, de la Corte Suprema y del Palacio de Planalto, el emplazamiento del Gobierno brasileño. Conocedores de que el mandatario se encontraba en Araraquara, en el interior de São Paulo, evaluando los daños causados por fuertes lluvias en la región.
Con banderas de Brasil y camisetas de la ‘canarinha’. Los vándalos entraron en los edificios rompiendo los cristales y, una vez en el interior, se dedicaron a saquear el mobiliario. Exigían una "intervención militar" que devuelva al poder a Jair Bolsonaro.
Un hecho profundamente resaltante de estos sucesos, fue la ineficacia de los órganos de seguridad. Resulta inexplicable que los tres cuerpos que componen el estado democrático hayan estado desamparados y que se pudiera entrar a ellos y tomarlos sin inconvenientes.
La policía reaccionó notablemente lento, incluso después de la llegada de más de 100 autobuses, lo que llevó a muchos a preguntarse si las autoridades simplemente ignoraron las numerosas advertencias, subestimado la fuerza de los manifestantes o fueron cómplices de alguna manera.
El comportamiento del gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, exaliado de Bolsonaro, está en entredicho.
Rechazo internacional
Desde todo el mundo, Lula da Silva contó con un amplio respaldo de presidente y mandatarios.
Desde México llegaron las declaración de Joe Biden condenatoria del desastre. El presidente Joe Biden calificó la situación de "escandalosa" cuando los periodistas le preguntaron al respecto.
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan , tuiteó que Estados Unidos "condena cualquier esfuerzo por socavar la democracia en Brasil".
"Nuestro apoyo a las instituciones democráticas de Brasil es inquebrantable. La democracia de Brasil no será sacudida por la violencia".
En igual sentido se manifestaron los presidentes de Francia, Venezuela y Colombia.
I condemn the assault on democracy and on the peaceful transfer of power in Brazil. Brazil’s democratic institutions have our full support and the will of the Brazilian people must not be undermined. I look forward to continuing to work with @LulaOficial.
— President Biden (@POTUS) January 8, 2023
Situación actual
Hasta ahora han sido detenidas 1.200 personas, informó el Ministerio de Justicia el lunes.
El gobernador de Brasilia, Rocha, anunció en Twitter que había despedido a Anderson Torres, el secretario de seguridad del distrito federal que había estado a cargo de velar por la seguridad de la zona.
Al momento del anuncio, Torres se encontraba en estaba en Orlando de vacaciones y niega haberse reunido allí con Bolsonaro, según la BBC y el diario brasileño Estadão .
Torres es un aliado de Bolsonaro que anteriormente se desempeñó como ministro de justicia del expresidente, según el New York Times.
Más que un ataque a Lula, lo que estuvo en juego fue la democracia, la que afortunadamente salió fortalecida.