La expresidenta brasileña Dilma Rousseff, destituida el pasado 31 de agosto, denunció que su país vive un "estado de excepción" y condenó una acción policial realizada este viernes en una escuela del Movimiento Sin Tierra (MST).
En una nota difundida, Rousseff manifestó que "asusta el retroceso que vive Brasil después del golpe", como califica desde hace meses el juicio político que causó su destitución por unas supuestas irregularidades fiscales y llevó al poder a su entonces vicepresidente, Michel Temer.
La exmandataria se refirió concretamente a una operación que la policía realizó este viernes en una escuela gestionada por el MST en el estado de Sao Paulo, a la que ingresó en forma violenta con la intención de capturar a dos miembros de esa organización campesina acusados de varios delitos ante los tribunales.
"La invasión de la Escuela Nacional Florestan Fernandes, ligada al MST, es un precedente grave", sostuvo Rousseff, quien apuntó que "no hay por qué admitir acciones policiales represivas con tiros y amenazas letales en una escuela".
Según la exmandataria, "no es aceptable que se criminalice al MST" y tampoco "convivir con escenas en que los policías someten a estudiantes con esposas y la cárcel", pues "eso es inadmisible en una democracia".
En el comunicado, la expresidenta instó a los brasileños a "combatir la adopción de claras medidas de excepción", que "son una amenaza a la democracia y avergüenzan al país".
Con información de EFE