Marco Rubio, el secretario de Estado de Estados Unidos, celebró la decisión de Panamá de no renovar el acuerdo de cooperación con China sobre la Nueva Ruta de la Seda, calificándolo como un "gran paso" para las relaciones entre ambos países. Esta decisión fue anunciada por el presidente panameño, José Raúl Mulino, después de una reunión con Rubio en la que se discutieron preocupaciones sobre la influencia china en el Canal de Panamá y sus puertos.
Rubio destacó que esta medida no solo beneficia a las relaciones bilaterales, sino que también asegura un "Canal de Panamá libre". En sus declaraciones, enfatizó que la administración estadounidense está comprometida a proteger la seguridad nacional y a mantener la soberanía panameña sobre el canal.
Durante su visita, Rubio exigió cambios inmediatos en la gestión del canal debido a la presencia de empresas chinas, lo que considera una amenaza para el tratado de neutralidad que regula esta vía interoceánica.
La decisión de Panamá se produce en un contexto de creciente presión estadounidense sobre el país centroamericano para distanciarse de China. El acuerdo original, firmado en 2017 bajo el gobierno del ex presidente Juan Carlos Varela, buscaba fortalecer la cooperación económica y atraer inversiones chinas. Sin embargo, Mulino ha asegurado que el canal seguirá siendo operado por Panamá y no por empresas chinas, desmintiendo las acusaciones estadounidenses sobre un control chino sobre esta infraestructura.
En respuesta a esta situación, China expresó su decepción por la decisión panameña, argumentando que la Ruta de la Seda es una iniciativa económica destinada a fomentar la cooperación internacional y no tiene agenda política oculta