La pregunta de hasta dónde puede ceder la administración de Joe Biden para lograr que Nicolás Maduro regrese a una mesa de negociación con la oposición venezolana, tiene sentido tras la visita de una segunda misión de alto nivel del gobierno de EEUU a Venezuela a finales de junio.
El Político
Aunque esta segunda visita, según trascendió, se centró en la posible liberación de estadounidenses detenidos en Venezuela, hasta ahora el gobierno de Maduro no ha mostrado señales claras de que liberarán a más presos políticos, sean venezolanos o estadounidenses, ni tampoco que reactivarán el proceso de diálogo.
La visita, que desató múltiples expectativas y especulaciones, se produjo días después de que la familia del marine estadounidense preso en Venezuela, Matthew Heath, dijera que éste había intentado suicidarse y se quejara de que el gobierno estadounidense no había reaccionado rápidamente ante las preocupaciones sobre su estado”, reportó DiariolasAméricas.
Visita de emisarios de EEUU en Venezuela
La nueva misión de Washington que vino a Caracas estuvo formada por Roger Carstens, enviado especial para asuntos de rehenes del Departamento de Estado; y Jimmy Story, el embajador de Estados Unidos en Venezuela.
Carstens ya había estado en Caracas seis meses atrás en un intento por verificar “el bienestar y la seguridad” de los estadounidenses detenidos en Venezuela, especialmente los ejecutivos de CITGO.
Si bien la presencia de Carstens está fundamentalmente ligada al tema de los presos norteamericanos, también intenta dar continuidad a las comunicaciones iniciadas el 5 de marzo y a la agenda bilateral entre el Gobierno de Estados Unidos y el Gobierno de Venezuela.
Gira en la estrategia
Según el análisis de Leonardo Vera, integrante de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, para la firma CarpeDiem, la visita viene precedida de una gira vital para la estrategia de Maduro.
“Como una reacción de malestar frente a su exclusión de la Novena Cumbre de las Américas, organizada por la Casa Blanca en Los Ángeles, California, Maduro- explica Vera en el informe de CarpeDiem- emprendió un imprevisto viaje de 10 días hacia países de Eurasia y el norte de África que incluyó a Turquía, Argelia, Irán, Kuwait, Qatar y Azerbaiyán. La opacidad de su agenda no permite conocer a cabalidad los objetivos concretos de la gira. De hecho, más allá de la reafirmación de lazos y algunos planes para promover en el futuro ciertos acuerdos de cooperación, la gira no pareció tener ningún logró extraordinario, pero sí debe ser interpretada como un envío de señales”.
Para Vera “la forma repentina con que se organizó el viaje, y el momento escogido indica que se trata de un esfuerzo por estrechar aún más las relaciones con países claramente fuera de la esfera de influencia norteamericana, con un objetivo último de visibilizar esas relaciones frente a occidente (…) El viaje, en cierto sentido, intenta ser un potente mensaje de Maduro sobre cuáles son sus verdaderos aliados, indicando además qué si le cierran la tribuna de las Américas, encontrará otras tribunas igual de importantes al otro lado del mundo”.
¿Petróleo venezolano para EEUU?
Según el economista Francisco Rodríguez “esto no es solo un tema de sanciones, porque estas están ligadas con las relaciones. Si mañana se levantasen todas las sanciones petroleras contra Venezuela, de todos modos, el gobierno de Maduro no podría vender petróleo en EEUU, porque la representación legal de la nación y de PDVSA, la capacidad de facturar por venta de petróleo en EEUU, la tiene el gobierno reconocido por EEUU, es decir, el gobierno interino. Por eso la recomposición de las relaciones diplomáticas son necesarias para rearmar las relaciones económicas a niveles muy básicos".
Para Rodríguez “el restablecimiento de relaciones entre EEUU y el gobierno de Maduro es básico para poder lograr una interacción normal en todo lo que involucra al Estado venezolano con los actores económicos estadounidense y que utilizan ese sistema financiero”.
La visita de los representantes de la administración Biden a Venezuela reflejan, a juicio de Rodríguez, “las contradicciones que han empezado a emerger en la política exterior de EEUU respecto a Venezuela”.