La nueva secretaria de la convención de cambio climático de Naciones Unidas, la mexicana Patricia Espinosa, prevé que el Acuerdo de París entre en vigor a comienzos de noviembre en la cumbre del clima (COP22) que se celebra en Marraquech.
En el Congreso Mundial de la Naturaleza, que se celebra en Hawai, Espinosa adelantó a Efe esta fecha en una entrevista concedida tras saber que China y Estados Unidos han depositado ya los instrumentos de ratificación, con lo que ya son 26 los países parte del acuerdo y representan cerca del 40 % de las emisiones de todo el mundo.
"Espero que tras este anuncio pronto lleguemos a los 55 países necesarios -que sumen el 55 % de las emisiones mundiales- para que el acuerdo entre en vigor, y tenemos noticias de que Canadá, Australia, Brasil y México, entre otros, lo ratificarán en breve", agregó.
La entrada en vigor del acuerdo "creará una atmósfera muy positiva" en la cumbre de Marraquech, donde la nueva responsable de cambio climático de la ONU confía en que los países abran "un diálogo más profundo" sobre cómo se va a materializar el pacto alcanzado en París, cuyas acciones tendrán efecto a partir de 2020.
Las negociaciones de Marraquech se centrarán en cómo movilizar recursos -no sólo de los países, también del sector privado- para poner en marcha el cambio de modelo económico bajo en emisiones que implica el pacto, especialmente para los países en desarrollo.
Habrá que concretar también "cómo van a ser los mercados de carbono, qué mecanismos de transparencia se van a poner en marcha para revisar que los países cumplen lo prometido y cómo se va a canalizar el apoyo tecnológico a aquellos países en desarrollo que lo requieran para transitar hacia un desarrollo bajo en emisiones.
Espinosa ya anticipa que, pese al consenso de cerca de 200 países en París, "vamos a tener que volver enfrentarnos al escepticismo de algunos" estados, un campo en el que tiene experiencia la ex canciller mexicana, con 35 años de carrera diplomática.
Espinosa es plenamente consciente del "gigantesco" reto al que se enfrenta: "trasladar un acuerdo histórico en acciones concretas".
Y, aunque advierte que "no vamos a ver los cambios de los países mañana", asegura que "trabajará incansablemente y de manera incluyente para hacer el acuerdo operativo".
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"Vamos a desarrollar muchas avenidas de trabajo, atraer apoyo para transformar la economía, apoyar a los países en desarrollo en materia de tecnología y, sobre todo, comunicar bien que las acciones necesarias para luchar contra el cambio climático, en materia energética, de transporte, de vivienda o agricultura, están al alcance de cualquier Gobierno", subraya.
A la hora de llevar a cabo esa gesta la avala el haber sido artífice de dar una vuelta de tuerca a las negociaciones internacionales de cambio climático, tras la credibilidad perdida en la cumbre de Copenhague, en 2009.
Espinosa, que tuvo su primer contacto en este terreno en la capital danesa, logró recuperar la confianza de los países en Naciones Unidas como marco para alcanzar un acuerdo para resolver un problema mundial como el cambio climático, en la cumbre de Cancún (2010).
"En Copenhague aprendí que cuando quieres el consenso de cerca de 200 países no puedes negociar a puerta cerrada con un grupo de economías importantes; para alcanzar consensos y avanzar también hay que tener en cuenta a los países pequeños", relata.
"En México armamos una buena estrategia para potenciar las voluntades de aquellos que claramente querían avanzar, y que el resto tuvieran claro que habría un coste altísimo que pagar si no se avanzaba".
Su mayor deseo es terminar su mandato habiendo podido ver que las emisiones mundiales tocaron techo y empiezan a bajar, "porque eso va a dar lugar a que haya mayor ambición en la acción climática de la que hay actualmente".
"No llegaré a ver un mundo neutral en carbono, pero si llego a ver que las emisiones están bajando me sentiré muy feliz", concluye.
Con información de EFE