María Dolores de Cospedal da por hecho que continuará como secretaria general del PP tras el congreso del partido que se celebrará a comienzos del año que viene. Sin condicionantes. Sin ningún género de duda.
No es que quiera seguir, es que afirma que seguirá. Con una única frase, la nueva ministra de Defensa trató de zanjar ayer el debate interno sobre si puede y debe compaginar la gestión del Ministerio con la Secretaría General del partido. «No os vais a librar de mí», dijo en una charla informal con periodistas tras el acto de toma de posesión.
La dirigente dio por sentada su permanencia antes y después del cónclave popular, que se celebrará el próximo mes de enero o febrero y en el que se consideraba muy probable su salida. Fuentes populares sostienen que ha cerrado con Mariano Rajoy su permanencia en el cargo durante las conversaciones mantenidas con él para la formación del Gobierno.
De esta manera, Cospedal se ve como ministra de Defensa y secretaria general del PP. Compaginará ambos cargos durante toda la legislatura, según avanzó ella misma ayer. Su intención es seguir al frente de la Secretaría General del partido después del próximo congreso y ya da por hecho que será así.
En una conversación informal con periodistas después de su toma de posesión, Cospedal mantuvo que permanecerá en la cúpula del partido. Antes y después del cónclave de finales de enero o principio de febrero, puntualizó. «No os vais a librar de mí», dijo a un grupo de periodistas que habitualmente siguen la información del PP.
Fuentes populares aseguraron el jueves a este diario que habría cerrado su continuidad con Mariano Rajoy durante las conversaciones mantenidas con él para la formación del Gobierno.
«Quiere seguir y va a seguir», ratificaron ayer. La nueva ministra trata de zanjar de este modo las dudas sobre si puede continuar como número dos del PP tras su nombramiento como ministra de Defensa. Una polémica abierta y que, posiblemente, no se cerrará hasta que haya un pronunciamiento claro de Rajoy.
En su caso, además, el debate es recurrente. Cospedal ya fue objeto de intensas críticas dentro de su partido por el hecho de compatibilizar la Secretaría General del PP con la Presidencia de Castilla-La Mancha. En 2011, cuando se convirtió en presidenta autonómica, muchos en el partido dieron por supuesto que no conservaría la Secretaría General después del congreso del año siguiente.
Incluso algunos barones pidieron a Rajoy su salida. No se produjo. La situación es prácticamente calcada a la de ahora. Hace sólo unas semanas en el PP se consideraba que el actual mandato de Cospedal sería el último y que en el próximo cónclave Rajoy designaría un nuevo secretario general. Pero, otra vez, la dirigente popular parece dispuesta a quedarse.
Ella y su entorno se preparan para conjugar ambas funciones, dando por hecho que no existe ninguna incompatibilidad, que la secretaria general del PP puede ser perfectamente la ministra de Defensa.
En el partido y en el Gobierno no todos comparten esta teoría y creen que, pese a su intento por cerrar el debate dando por hecho su continuidad, el recelo persistirá hasta el congreso. A pesar de que dirigirá un ministerio de los llamados de Estado, el poder de Cospedal radica precisamente en su papel de número dos del partido. Desde hoy es la voz del PP en el Gobierno. Una fuerza contrapuesta a la de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, con quien mantiene una pública enemistad.
La ministra de Defensa, según las fuentes consultadas, aspira a ser su contrapeso dentro del Ejecutivo. Ya no está únicamente en Génova, ahora dispone de silla en el Consejo de Ministros.
La rivalidad entre Santamaría y Cospedal es tan evidente que no han pasado ni 24 horas desde que Rajoy dio a conocer su lista de ministros y unos y otros ya han comenzado a contarse. Cospedal tiene en su órbita al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido; a la de Sanidad, Dolors Montserrat; al de Justicia, Rafael Catalá, y a la de Agricultura, Isabel García Tejerina. Y Sáenz de Santamaría a Cristóbal Montoro (Hacienda), Fátima Báñez (Empleo) y al nuevo ministro de Energía, Álvaro Nadal. Una ecuación cuyo equilibrio matemático se atribuye directamente a Rajoy.
No obstante, dejando a un lado las proporciones (de competencias y de personas) y la simetría o asimetría que esconde el nuevo Gobierno, Cospedal tomó ayer posesión de su cargo acompañada de una nutrida representación de ministros, entre ellos la propia vicepresidenta, que asistió al acto inicial aunque se ausentó después en el intercambio de carteras. Como marca el protocolo militar, la nueva ministra pasó revista a las tropas en el Patio de Armas del Ministerio. Hace años otra mujer, Carme Chacón, entonces embarazada, realizó este mismo recorrido.
Cospedal aseguró que accede al cargo con «humildad y con orgullo y con la ayuda de Dios», y señaló que la política de Defensa «representa como pocas el sentido de país». En las próximas semanas podrá empezarse a comprobar cuál es su impronta.
Con información de El Mundo