El senador Jorge Pizarro ha estado alejado de la primera línea política desde comienzos de abril, cuando renunció a la presidencia de la DC. Desde esa posición ha seguido las diferencias de sus camaradas respecto de la continuidad Nueva Mayoría, y aunque lo considera un debate prematuro, lo entiende. “Como la experiencia de gobierno dentro de la Nueva Mayoría no ha sido del todo buena, es lógico que se produzcan opiniones críticas o más escépticas respecto de la posibilidad de proyectarla”, dice.
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¿Cuál es su posición?
El acuerdo que tenemos es discutir esto después de las municipales, porque ahí empiezan las definiciones programáticas y de liderazgos presidenciales y candidaturas parlamentarias. Los que tienen aspiraciones pueden esperar un poquito y aprovechar de recorrer el país para empaparse de la realidad que está viviendo Chile. Si hay una autocrítica que debemos hacer, es que frente a esa crisis de confianza no hemos sido capaces de construir un gran acuerdo nacional para fortalecer las instituciones.
¿Cree en la tesis de Lagos de que hay una crisis institucional?
No, no creo en una crisis institucional. Hay una crisis de confianza y de legitimidad que debemos enfrentar. Por eso hay acuerdo unánime en la DC de que nuestro rol para los próximos años debe ser sobre la base de un acuerdo político que va desde el centro a la izquierda, y con una propuesta programática clara. ¿Quién puede liderar eso? Esperamos que uno de los nuestros. Está la opción de ir a primarias. La segunda alternativa es que cada partido lleve su liderazgo a primera vuelta, en el entendido de que nos apoyamos en la segunda vuelta. Yo a eso le veo un riesgo enorme de que se dispersen las fuerzas y pasen a segunda vuelta dos candidatos de derecha y nosotros terminemos con siete candidatos con entre el 2% y el 15%. La otra opción es un acuerdo para buscar una candidatura unitaria o muy mayoritaria.
¿Un candidato de consenso?
No, un acuerdo muy mayoritario sobre un determinado liderazgo que garantice que de todas maneras pasas a una segunda vuelta. Ahí pueden haber dos o tres fuerzas que apoyen a un candidato o candidata.
¿Lagos?
Puede ser cualquiera que genere un acuerdo importante. Lagos es un referente, sin duda, en el país.
¿Le gusta como candidato?
Me encantó como Presidente y me gusta como persona, como político. Creo que es una persona sumamente seria, con visión de Estado, que genera confianza y garantiza conducción y gestión compartida. No sé si él quiere ser candidato o no. Se verá más adelante. A mí, en todo caso, me gustaría que en mi partido pudieran tener un posicionamiento importante nuestros dirigentes.
¿Qué pasa si la DC no logra posicionar un candidato propio?
Es evidente que no vamos a ser capaces de proyectarnos más allá, pero si hacemos las cosas bien y somos capaces de generar una alternativa mayoritaria que dé gobernabilidad, a mí me da lo mismo que haya una Nueva Mayoría I, II, III, V o Nueva Gran Mayoría. Lo que me interesa es que quienes formemos parte de ese acuerdo estemos comprometidos con una propuesta programática que compartimos todos.
¿No es eso lo que dio origen a la Nueva Mayoría?
El grave problema que hemos tenido durante este gobierno es que nuestro partido, mi presidente de partido de la época (Ignacio Walker), firmó un acuerdo programa en el que no estábamos totalmente de acuerdo. Eso es lo que ha generado dificultades y tenemos que asumir nuestra autocrítica. Como bien dijo Renán Fuentealba, teníamos el esqueleto, pero no teníamos las alternativas concretas que ofrecerle al país en cada una de las reformas.
¿Qué los llevó a suscribir un acuerdo que no los convencía? Se lo pregunto para saber qué impide que algo así vuelva a pasar con un nuevo acuerdo programático.
El presidente del partido firmó el programa de buena fe, pero sin conocer exactamente cómo se aterrizaban esos grandes enunciados. Eso es lo que ha generado en la discusión que frente a los distintos temas cada parlamentario empiece a plantear su punto de vista sobre los criterios con que se gestó esa propuesta. Y no hay que olvidarse de que nosotros perdimos.
Con Claudio Orrego…
Tuvimos una derrota electoral muy fuerte, pero también una derrota en los contenidos. Eso es lo que significó que las propuestas no fueran claramente las de la DC. Eso es una lección que tenemos asimilada y a futuro, si es que queremos formar parte de cualquier acuerdo con otras fuerzas, vamos a jugarnos por entero para que nuestras propuestas estén claramente establecidas. Si hay acuerdo bien, y si no hay acuerdo bien también, y se buscará otra fórmula.
¿Qué pasa si en una eventual primaria gana un candidato de izquierda? ¿No van a haber firmado ya un acuerdo por cuatro años más con un programa que quizá no los convenza?
Bueno, es parte de las decisiones que vamos a comenzar a tomar a partir del próximo año. Tenemos que hacerlo con todos los antecedentes sobre la mesa y viendo con realismo las alternativas que tenemos. Hay posibles candidatos dentro del partido, hombres y mujeres que podrían asumir ese liderazgo. También los equipos técnicos han empezado a trabajar… Me parece que el primer esfuerzo que tiene que hacer la DC es construir una alternativa mayoritaria que le dé gobernabilidad al país. Eso no lo hace un partido ni un liderazgo solo, como ya lo demostró la propia Presidenta Bachelet.
¿Cuál es su convicción; deberían sumarse actores, restarse, mantenerse los mismos siete?
Mi sentido de realismo me dice que si queremos darle un nuevo gobierno a Chile tenemos que construir una mayoría que, ojalá, vaya más allá de la Nueva Mayoría. Hay movimientos que perfectamente pueden estar con nosotros en una propuesta de cambio democrático con respeto a los derechos de las personas y buscando más justicia social. Puede que cambien los actores, ¿por qué no? Es posible. Y hay fuerzas que han participado en esta experiencia que a lo mejor no se sienten tan contentas, pero la base está.
¿Dónde está la base?
En las fuerzas socialistas, socialdemócratas y humanistas cristianas o humanistas laicas.
Burgos dijo que el PC, con el nivel de influencia que ha tenido en este gobierno, no le hace bien al país.
No estoy de acuerdo con eso. Ahora, Jorge tuvo la experiencia desde el gobierno, sabrá por qué lo dice. Pero lo que a mí me ha tocado en el Congreso y las reuniones de los partidos, yo no coincido. Ellos pueden haber planteado cosas que pueden no gustarnos, pero en lo concreto, por ejemplo la reforma tributaria, se hizo sobre la base de una propuesta que trabajamos acá en el Senado.
¿Y sueldo mínimo, reajuste del sector público, anulación de la ley de pesca, anulación del Royalty?
Hay que ver lo que se aprueba, no lo que se dice. Y lo que se aprueba ha sido producto del trabajo de todos nosotros, donde la influencia no la ha ejercido el PC, en mi opinión.
Entonces le parece que lo natural es seguir siendo aliados con el PC en una eventual nueva coalición.
Yo en general no tengo ningún problema con el PC. En la medida en que cumplamos todos los acuerdos adoptados, si hay acuerdo programático y privilegiamos los temas de justicia social, libertad, participación democrática, respeto a los derechos de las personas, claro que sí.
Con información de La Tercera