Con más del 62% de los votos a favor del rechazo, los chilenos se pronunciaron sobre la posibilidad de cambiar la actual Constitución Nacional, lo que significa una contundente derrota para el presidente Gabriel Boric.
Mario Beroes/El Político
Por primera vez en mucho tiempo, las encuestas en el país suramericano coincidían en un “rechazo” al nuevo articulado, que debía sustituir la Constitución vigente, promulgada en la la dictadura de Augusto Pinochet.
¿Por qué el no?
En primer lugar, aunque existe un sentimiento generalizado en el país de que hay que cambiar la Carta Magna; la nación debe modernizarse y dejas atrás este vestigio del pasado, hecho por un gobierno de facto, no es éste el cambio que realmente quieren o necesita Chile.
Las razones van desde que se pretenden cambios demasiado amplios, muy profundos y radicales.También porque se han hecho con menos consenso del previsto y porque el contexto tampoco ayuda, para decirlo de manera resumida.
El plebiscito del pasado domingo 4 de septiembre partió de un aval popular y de una ilusión innegables, pero como toda ilusión, poco tangible.
Es cierto que las protestas sociales del año 2019 obligaron al Gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera a reconocer que algo no estaba bien y a escuchar peticiones.
La decisión de proponer un cambio constitucional gustó en la inmensa mayoría, hasta el punto de que un año después, en 2020, un 78% de los ciudadanos votó a favor de la reforma de una Constitución que alcanzaba 40 años.
El país aceptó la urgencia del cambio y se conformó entonces una asamblea constituyente, con 155 personas destinadas a reescribir la Carta Magna.
El texto final se entrega en julio, fue explicado durante dos meses de campaña, pero ni con la pedagogía del presidente Gabriel Boric se puedo triunfar en las urnas.
El estado plurinacional y ecológico era un buen paso, decían los ciudadanos, pero descompensaba la representación general de los chilenos; la atención recuperada a los indígenas, necesaria, les daba demasiada autonomía hasta en procesos judiciales; el blindaje a derechos como la igualdad de la mujer o la educación no justificaban un sí, pese a todo.
Lo que más preocupaba era el reconocimiento de los pueblos indígenas, sobre todo en zonas como La Araucanía, con alta población mapuche pero sin ansias de plurinacionalidad, y la creación de un aparato judicial que, a juicio de los críticos, podría permitir un intervencionismo político no deseado.
"Volver a reencontrarnos"
“Hoy día no hay ganadores ni perdedores. Hay chilenos que nos tenemos que volver a encontrar”, resume el líder de la campaña del “rechazo”, Claudio Salinas. Es la idea: hay que repensar lo hecho.
Los defensores del “rechazo” frente al “apruebo” se han hecho fuertes, además, en dos argumentos. El primero, lo “radical” de los cambios y la “falta de diálogo” en el proceso de redacción.
No hay que olvidar que Boric ganó con holgura, pero que un 44,13% de los votos fueron a parar a José Antonio Kast, candidato de la ultraderecha.
El país no es una piña de izquierdas ni hace causa común con el presidente, necesariamente.
A eso se suma el debate, o la ausencia de él, que los críticos achacan al tiempo en que se estaban sentando las bases de la constitución.
Un año que no ha sido suficiente para afinar, dicen, acusando al Gobierno de escorar el contenido hacia su ideología.
Nada más confirmarse la tendencia en las urnas, decenas de personas comenzaron a festejar el resultado, en especial en los barrios acomodados de la capital, donde el rechazo ganó por más de 10 puntos de diferencia.
Una contundencia no esperada pero repetida en otras zonas, como Valparaíso.
Según los medios de comunicación chilenos "se superó absolutamente el escenario tradicional de la derecha contra la izquierda. Esa es la razón por la cual hoy día ha triunfado el sentido común”.
Boric reconoce su derrota
“El pueblo chileno no quedó satisfecho con la propuesta de Constitución que la Convención le presentó a Chile y por ende ha decidido rechazarla de manera clara en las urnas”.
Con estas palabras el Presidente, Gabriel Boric reconoció la noche de este domingo el triunfo del rechazo en el plebiscito por una nueva Constitución.
Desde La Moneda el Jefe de Estado se dirigió al país para abordar lo que fue la jornada electoral, donde con un 88,08% de las mesas escrutadas un 62% se inclinaba por la opción Rechazo versus un 38% que lo hizo por el Apruebo.
Este resultado significa una duro golpe para la administración del frenteamplista, quien en reiteradas oportunidades se mostró a favor del proceso constituyente.
“Esta decisión de los chilenos y chilenas exige a nuestras instituciones y actores políticos que trabajemos con más empeño, con más diálogo, con más respeto y cariño hasta arribar a una propuesta que nos interprete a todos, que dé confianza, que nos una como país y allí el maximalismo, la violencia y la intolerancia con quien piensa distinto deben quedar definitivamente a un lado”, aseguró Boric desde La Moneda.
Los anhelos de cambio y dignidad exigen a nuestras instituciones y actores políticos que trabajemos con más empeño, diálogo, respeto y cariño, hasta arribar a una propuesta que nos interprete a todas y todos. Para allá vamos. Que viva la democracia y que viva Chile! pic.twitter.com/f5rQv2G5mJ
— Gabriel Boric Font (@gabrielboric) September 5, 2022
Boric adelantó que hoy lunes 5, se reunirá a primera hora con los presidentes de ambas Cámaras del Congreso y con otras autoridades de la República “para avanzar lo mas rápidamente en esta dirección y durante la próxima semana llevaremos adelante una ronda de conversaciones para recoger las propuestas de los distintos sectores que se han comprometido ante le país con establecer un nuevo proceso constituyente”.
Un referendum con olor a elecciones
Aunque un referendo de sí o no, de apruebo o rechazo, no se puede comparar a una elección presidencial, al final es una cita con las urnas y es inevitable que los sentimientos de los electores de mezclen, en función de la situación del país.
Hoy Boric ha perdido mucha popularidad, cayó del 50% al 36% a los dos meses de mandato y hoy llega al 38%, y ha habido parte del voto que es un tirón de orejas a su gestión.
El presidente hizo suya esta consulta, se echó sobre los hombros su defensa y ha sido insistente en campaña, por lo que su imagen ha quedado claramente vinculada al apruebo y sus actos también pasaban por un examen.
El fracaso de la pasada noche es del texto y es suyo, y por eso llevaba semanas reconociendo que era mejorable, que estaba abierto a reformas en el proceso que ahora se debe iniciar; se queda la vieja Constitución pero se buscará una nueva redacción.
Hasta ha apuntado a una posible crisis de gabinete para quitarse los lastres que han enfangado sus primeros meses de mando, empezando por la criticada ministra de Interior.
Boric gobierna, además, con el problema mundial de la recesión y la inflación a sus espaldas. Los ciudadanos saben que nadie se salva, pero lo que les duele es lo que hace su país para abordarlo y por ahora no llegan soluciones mágicas a la mayor economía de América Latina.
La subida de precios es del 13,1% interanual, desconocida desde hace 30 años.
A ello se suma que la inseguridad ha subido, también, con violencia por ejemplo en el sur, especialmente en La Araucanía, que tiene que resolver.