Desde hace algún tiempo viene ocurriendo un fenómeno en la política que me preocupa, por las consecuencias que esto nos va a traer.
Con la llegada de la nefasta Agenda 2030, agenda que por desgracia muchos siguen negando y subestimando, se está gestando una camada de camaleones políticos tan repugnantes como sus reales motivos de sentarse en sillas de poder.
Me di cuenta que “algo” estaba ocurriendo. Este fenómeno comenzó en Colombia exactamente. Políticos que, por gestas corruptas, por estar enquistados desde hace décadas en la política o por ineptos, tenían mucho tiempo fuera de circulación, encontraron el momentum perfecto para regresar a tomar nueva vez el voto ciudadano.
Se hacían de nuevos rostros políticos. De repente comenzaban a hablar de temas que jamás tocaron o les preocuparon en su tiempo en el poder.
“Siempre me he preocupado por la familia” “Los niños son mi prioridad” y expresiones parecidas empezaron a reproducirse en políticos con cambios “mágicos” en sus motivos para ser funcionarios públicos.
Tienen ahora a Dios en la boca para todo, cuando nunca lo mencionaron. Hablan de honestidad e integridad, y en muchos casos su llegada a la posición actual no es precisamente un despliegue de las actitudes mencionadas.
Muchos actos de “magia” que solo los tontos se creen.
Libro de Isaías 50:4-5
“Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.
El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás.”Recibamos a Jesús en nuestros corazones y en nuestros hogares. Oremos con agradecimiento y pidamos que Dios bendiga… pic.twitter.com/9rMKV77nx3
— Pedro R. Pierluisi (@pedropierluisi) March 24, 2024
Nada más peligroso que un mentiroso en el poder.
Alegan haber luchado por la vida, pero cuando se ha hablado de gestas y leyes abortistas, han guardado silencio.
Han permitido o promueven de alguna forma el borrado de las mujeres, aplauden actos o gestas en contra de la naturaleza de la familia y pare usted de contar.
Otros ya en el poder, hacen un reajuste de imagen, para poder prolongar su estadía en ese puesto y adaptan el discurso a lo que las masas necesitan oír.
Encontraron la excusa perfecta para engañar de forma más sencilla a la gente en su camino al poder. Es despreciable por donde se mire.
Esto no solo ha ocurrido en países de habla hispana, está ocurriendo en todas partes.
Uno de los ejemplos que deben destacarse es Pierre Poilievre, quien es líder del partido conservador, partido que más allá de postureos no han hecho aportes importantes en la política canadiense. Poilievre guardó despreciable silencio con todas las gestas que ha hecho la ciudadanía por regresar la libertad y la decencia a Canadá, un país que está secuestrado bajo las políticas liberales-progresistas de Justin Trudeau. Dejó a la gente sola en un momento tan crítico, imperdonable.
Un verdadero líder no se comporta así.
Más allá de postear en redes sociales mensajes convenientes a cada ocasión, no ha hecho nada. Guardó silencio ante la obligatoriedad de la vacuna, los desmanes en cuanto a la libertad de Trudeau y pare usted de contar.
Ahora, su discurso comienza a ser otro:
When I was housing minister, Canadians could afford a home of their own.
Now after 8 years of Justin Trudeau, mortgage payments have more than DOUBLED across Canada.
Sign to join common sense Conservatives and build homes you can afford: https://t.co/MrWrUgO8GT pic.twitter.com/ZD16R0iDEn
— Pierre Poilievre (@PierrePoilievre) March 19, 2024
Siendo el 2024 un año con más de 70 procesos electorales alrededor del mundo, más los que pudieran ocurrir de forma inesperada, era inevitable que algo así sucediera. El hambre de poder y el ego de esos que viven de aprovecharse de la tragedia ciudadana siempre podrá más.
Ser servidor público, no es esto. Definitivamente es otra cosa.
De los temas que más me preocupa, es la dificultad que presentan muchos para ver lo evidente. Se dejan enamorar como adolescentes, queriendo escuchar cosas que no se están diciendo o que se están diciendo por conveniencia.
¿Realmente cree usted que alguien que jamás ha procurado la familia, cuidado las infancias o la gesta del caso, mágicamente cambia de parecer?
En política nada ocurre de forma espontánea o casual, es algo que necesitamos aprender. Todo es planificado, detrás de todo está una estrategia y un equipo de gente que ha trabajado en ello.
Ser conservador no es un vestido que se quita y pone según lo que convenga. Tampoco es algo maleable cual plastilina que ajustamos a nuestra conveniencia. Esto no funciona así.
Es una manera de ver la vida donde una cosa está relacionada intrínsecamente con la otra. Y todo funciona en perfecto conjunto. Ley y orden, la decencia, la preocupación por los valores, el deber ser, la integridad, la presencia de Dios en nuestras vidas y todo aquello que corresponde al lente bajo el cual miramos y hacemos vida.
Entonces, haciendo una de esas preguntas incómodas que nadie me responde: si se supone que en nuestra cosmovisión está la moral, y que venimos a hacer las cosas diferentes ¿Por qué aceptar cosas que no están correctas en nombre de honrar una etiqueta?
Mucha gente (e insisto en aquello de mucha) cree que al una persona decir “soy conservador” es una fe de decencia en automático que se tiene y que eso le da licencia a gozar de credibilidad, nuestro aplauso y confianza, craso error que no hemos querido entender.
Un error que nos va a costar caro, puesto que la mayoría de las decisiones políticas tienen una considerable durabilidad en el tiempo, en ocasiones, son de por vida. Se lacera la confianza ciudadana, nuestros bolsillos e irremediablemente nos afecta por las consecuencias de todas las gestas de quienes hemos depositado nuestra ciega fe y confianza.
No vengo con un conservatometro a decir quien sí, quien no o a juzgar a nadie, faltaba más atribuirme el poder que solo tiene Dios. Pero si es necesario que se abra los ojos de esa ciudadanía que está atrapada entre malas opciones políticas y el desespero de una agenda macabra que no se ha detenido un instante.
Los votos no son cartas de amor, la confianza no se le deposita a cualquiera y es imperativo dejar la inocencia en lo político porque se están jugando la decencia y libertades, no es poca cosa.
Sea cauteloso, observador y severo en su juicio. Sea siempre ciudadano, jamás pueblo. Los tiempos nos lo exigen.
¡Hasta la próxima!