Rusia ha comenzado a mover sus fichas en el frente sur de Ucrania, semanas después de haber perdido terreno.
El Político
En la provincia de Jersón este miércoles se ordenó la evacuación de los civiles, específicamente quienes viven en los distritos Berislav, Bilozerka, Snihurivka y Oleksandrivka, dentro de la orilla derecha del río Dniéper.
El alcalde prorruso de la capital, Vladimir Saldo, señaló que el objetivo es movilizar a más de 50.000 personas que se ubican en territorios ocupados a la ribera izquierda y a Rusia en la próxima semana
¿Qué es importante?
"A partir de ahora, todas las estructuras de poder, la administración civil y militar y los ministerios, se desplazan también", adelantó Saldo. A esa orilla del río ya se han ido replegando los soldados del Kremlin para intentar defender la única gran ciudad que han conquistado desde el inicio de la invasión.
Jersón, capital de la provincia homónima, tenía 285.000 habitantes antes de la guerra.
Las fuerzas ucranianas han atacado los puentes que unían ambas orillas para romper las líneas de suministro del enemigoy eso obliga a realizar las evacuaciones en ferries. Saldo, que ya fue alcalde de la urbe antes de la invasión, dijo que el Ejército ruso está dispuesto a "pelear hasta la muerte".
La situación en el frente sur se ha complicado para Moscú y el general Serguéi Surovikin, encargado de las operaciones en Ucrania, afirmó en el canal de televisión Rossiya 24 que "la situación en la zona de la operación militar especial puede describirse como tensa", ya que "el enemigo no cesa en sus tentativas de atacar las posiciones de las fuerzas rusas".
Respecto a Jersón, aseguró que la prioridad es "garantizar antes que nada la evacuación segura de la población" y dijo que los ataques de Ucrania de contra infraestructuras civiles suponen "una amenaza directa a las vidas de los residentes". Surovikin también aportó la cifra de misiles lanzados por su país hasta ahora: 7.000.
Desde Kiev, Andriy Yermak, responsable de la oficina presidencial, respondió a esta evacuación diciendo que "los rusos tratan de asustar a la gente de Jersón con noticias falsas sobre el bombardeo de la ciudad por parte de nuestro Ejército". En opinión de Yermak, todo es "un espectáculo de propaganda que no les saldrá bien".
En los medios ucranianos y canales de Telegram los analistas militares alertaron de que este cambio de estrategia ruso puede estar orientado a limpiar el terreno de cara al posible uso de bombas de una mayor potencia de las empleadas hasta ahora.
Israel no envía armas
El anuncio de Jersón coincidió con una nueva jornada de ataques contra la infraestructura energética del país. En Kiev volvieron a sonar las alarmas, pero esta vez la defensa antiaérea logró neutralizar los proyectiles enemigos.
Kirilo Timoshenko, otro miembro clave de la oficina presidencial, repitió el mensaje que las autoridades envían ya desde hace unos días y dijo que "todo el país debe prepararse a cortes en el aprovisionamiento de electricidad, agua y calefacción".
De momento son más de mil las localidades y ciudades sin servicios, según datos oficiales.
Ucrania pide ayuda a sus aliados para intentar mitigar la amenaza balística rusa, que ahora cuenta además con los drones kamikaze comprados a Irán, y veinticuatro horas después de pedir de manera oficial apoyo militar a Israel, recibió la respuesta negativa del Estado judío.
El ministro de Defensa, Benny Gantz, destacó en una sesión informativa de los embajadores de la UE que "nuestra política con respecto a Ucrania no cambiará: continuaremos apoyando y apoyando a Occidente, pero no proporcionaremos sistemas de armas".
Los israelíes, que cuentan con un efectivo sistema antimisiles como se comprueba cada vez que hay problemas con Gaza, ofrecen el envío de sistemas de alerta inteligentes contra amenazas aéreas.
Mientras, Rusia mantiene el control de la central nuclear de Zaporiyia en la que tiene prisioneros a cincuenta empleados, denunció Petro Kotin, el director de la agencia ucraniana de energía nuclear Energoatom, Desde Moscú no respondieron a esta denuncia y acusaron a los ucranianos de lanzar una operación de asalto a la planta más grande de Europa desde el río Dniéper.
El portavoz del Ministerio de Defensa, Igor Konashenkov, aseguró que emplearon 37 botes y que sus fuerzas frustraron el ataque. Pese a los continuos llamamientos por parte de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), los bandos enfrentados no acceden a la creación de una zona segura en torno a un lugar tan sensible y siguen los combates.
Fuente: Heraldo.es