A 72 días de su detención, el paradero del periodista venezolano Rory Branker sigue siendo una incógnita para su familiares, amigos y defensores de derechos humanos venezolanos.
Por Liberen a Rory Branker Substack
Su madre, Cheryl Ann Branker, de 78 años y con secuelas de un accidente cerebrovascular, espera pacientemente y entre el dolor de la ausencia mientras familiares y amigos recorren diariamente centros de detención en Caracas -El Helicoide, la Dgcim en Boleíta, el DIP en Maripérez- solo para escuchar la misma respuesta: “No está aquí”.
Las autoridades no solo callan su paradero, sino que niegan incluso haberlo detenido, a pesar de que el ministro Diosdado Cabello lo acusó públicamente de “extorsión” el 26 de febrero sin presentar pruebas.
La detención de Branker, ocurrida el 20 de febrero cuando presuntos agentes del Sebin lo interceptaron en su vehículo y allanaron posteriormente su casa sin orden judicial, se ha convertido en un símbolo más de la crisis de libertad de prensa en Venezuela.
Organizaciones como Espacio Público y JEP denuncian que su arresto careció de justificación legal y que, tras dos meses, persiste el hermetismo oficial sobre su ubicación y salud.
“Ni siquiera sabemos si está vivo”, declaró triste un amigo de la familia, mientras su madre, visiblemente afectada, clama en videos difundidos en redes: «¿Dónde está mi hijo? Esto me está matando».
La máquina de silenciar periodistas

El caso Rory no es aislado, es parte de un patrón: el CNP contabiliza al menos 13 periodistas detenidos en el país, muchos de ellos tras las elecciones presidenciales de 2024.
La estrategia es recurrente: detenciones sin cargos, allanamientos ilegales (como el que sufrió Rory, donde confiscaron laptops y teléfonos), y acusaciones televisadas sin sustento legal.
Mientras, la comunidad internacional -CIDH, ONU, RSF- ha elevado alertas sobre el uso sistemático de la desaparición forzada como herramienta represiva.

Aunque el Estado insiste en negar la información, la familia Branker y organizaciones como el CNP mantienen viva la exigencia de saber su paradero, confirmar estado de salud y conocer en detalle sobre qué se le está acuasando.
Mientras tanto, y desde febrero, desde la cuenta en X creada por sus familiares y amigos @LiberenRBranker el hashtag #DóndeEstáRory gana fuerza en redes, recordando que tras cada cifra hay una madre que espera, un colega que calla, y un país que pierde su derecho a saber lo que realmente está pasando.
