Al aproximarse las elecciones presidenciales en Nicaragua y las regionales en Venezuela, un grupo de analistas políticos cotejan a los regímenes de Daniel Ortega en la nación centroamericana con el de Nicolás Maduro en Venezuela. En general, convergen en señalar que el autoritarismo deja sus huellas en ambas naciones.
El Político
El periódico digital Voz de América hace las consultas, no sin antes recodar que Ortega buscará este domingo su quinto mandato consecutivo en un ambiente hostil para sus opositores. Bajo su manera de gobernar mantiene arrestados al menos siete precandidatos, a quienes los tilda de traidores a la patria. Y entre ellos a la hija de la ex presidenta Violeta Barrios de Chamorro, Cristiana Chamorro.
La probable reelección de Ortega en unas elecciones calificadas como “farsa” por varios países, entre ellos Estados Unidos, no tiene comparativos con otros sistemas de la Centroamérica del siglo XXI. Pero sí con regímenes como el venezolano, según expertos en análisis de modelos de gobierno en la región.
Ortega y Maduro tienen “muchas coincidencias”, pero también “diferencias sutiles” en sus actuales estrategias para gobernar. Así lo estima el especialista en relaciones internacionales y articulista de opinión Félix Arellano consultado por Voz de América.
#PorSiTeLoPerdiste| Nicaragua y Venezuela: dos sistemas autoritarios con diferencias “sutiles”, según analistashttps://t.co/PLlGmVrsRl
— 100%NOTICIAS (@100noticiasni) November 5, 2021
El autoritarismo de Ortega en Nicaragua
Arellano examina que el mandatario nicaragüense fue “muy hábil” en el manejo de sus alianzas políticas y clientelares durante los inicios de esa segunda era del sandinismo, en 2007. Y sin mayores alertas de autoritarismo por parte de la comunidad regional e internacional. Pero, con relativa lentitud, avanzó hasta desmantelar la institucionalidad democrática de su nación, tal como advierte.
Añade: “En 2018, la situación de Nicaragua se agrava y se empiezan a perder las alianzas con los partidos y los empresarios. Exacerbó el autoritarismo competitivo y empezó a ser uno hegemónico, que es lo que se encuentra hoy día”.
En el caso venezolano, es de la opinión de que Nicolás Maduro “juega a dar señales de relativo autoritarismo competitivo”. Y que sin dejar de serlo, trata de dar gestos de presunta apertura democrática, como la recomposición del poder electoral u otorgar cierta cuota de garantías para los sufragios regionales pautados para el día 21 de este mes.
A su modo de ver, el Ortega contemporáneo se parece más al Hugo Chávez de sus primeros tres años de gobierno, el de 2001. Cuando aceleró su ruptura de alianzas con empresarios, partidos y organismos regionales.
Luego esgrime: “El juego hoy es más sutil en Venezuela, menos agresivo, pero sigue siendo autoritarismo. Ahora, hay esa sutileza que tuvo Ortega en sus primeros tiempos. En los dos, hay autoritarismo, pero el de Ortega es más violento”.
El absolutismo de Maduro en Venezuela
Voz de América refresca que Ortega, de 75 años, presidió su país entre 1985 y 1990. Es el gobernante con más años en la presidencia de Nicaragua. Como Maduro, sus opositores y organizaciones internacionales lo han denunciado por arrestar a sus adversarios, perseguir a la prensa, corrupción y de absolutismo en el poder. El mandatario venezolano, por su lado, está bajo la lupa por la represión de su gobierno, fuerzas policiales y militares contra manifestantes en 2017. Un año luego, su homólogo nicaragüense hizo lo propio ante protestas en su contra.
Luis Angarita es investigador de relaciones internacionales, economía y geopolítica, docente de la Universidad Central de Venezuela. Este subraya que tanto en Nicaragua como en Venezuela existe la pretensión de desconocer las instituciones de los Estados modernos y el principio de separación de poderes.
Precisa: “Son sistemas totalitarios que creen tener poderes absolutos, controlando jueces, tribunales, parlamentos. Son modelos todopoderosos para tratar de no ofrecer a la competencia el poder”.
Pero Angarita dice descubrir una sutil diferencia. Y es que mientras Ortega avanza en sus esfuerzos para desmejorar la democracia, de alejarse cada vez más de ella, Maduro, bajo la lupa internacional, trata de enviar señales de que desea ir en sentido contrario. También nota que Ortega recibe una pésima valoración internacional por actuaciones contra la oposición con las que, en Venezuela, dice, se conviven desde hace al menos cuatro años.
Más en común: la destrucción del estado liberal en Nicaragua y Venezuela
Otro punto de vista es de Oscar Arnal, ex diputado venezolano, experto en relaciones internacionales. Quien considera que los sistemas constitucionales de Nicaragua y Venezuela garantizan en teoría un pluralismo ideológico, político, consagrando un Estado liberal, recuerda. Sin embargo agrega: “El tema es que, ideológicamente, Ortega y Maduro tienen una formación que no esconden. Son marxistas y propugnan la destrucción de ese propio estado liberal, que para ellos no es democrático, propiamente dicho”.
Arnal comparte la opinión de Arellano y Angarita sobre que los presidentes de Nicaragua y Venezuela viven coyunturas políticas distintas. Se explica así: “Ortega, bajo ningún concepto, está dispuesto a ceder un ápice en cuanto al control del Estado. Nunca se pone en juego. Es un régimen absolutista. En Venezuela hay elecciones regionales que al final no tienen una trascendencia para la permanencia en el poder. Entonces, da el maquillaje político que necesita frente a las instancias internacionales”.
Arellano está convencido de que Ortega y Maduro se asemejan en procurar “la perpetuación del absolutismo” en sus respectivos países, con ellos o sus familiares a la cabeza. Y nota por su parte, que tanto Maduro como Ortega tienen por delante una “relativa estabilidad en el poder”. Sin mayores presiones internas, con una oposición estratégicamente dividida, en el caso de Venezuela. Y otra destruida mediante métodos violentos y represivos, como ocurre en Nicaragua.
Fuente: Voz de América