Así relata la Radio TV Marti el momento en que al gobierno de Cuba en 1970 le tocó hacerse tributario de la Unión Soviética para poder dar de comer a los súbditos de la isla: “Tras el fracaso en el intento de producir una zafra suficiente para para producir 10 millones de toneladas de azúcar en la zafra de 1970, que algunos especialistas consideraron como la última tentativa de la revolución cubana por seguir un camino propio, a Fidel Castrono le quedó otra salida que caer de bruces en la órbita de Moscú con tal de conservar su poder omnímodo”.
Por Beatriz de Majo
Una relación de dependencia absoluta se generó hacia el poder ruso hasta el punto de que dieciséis años más tarde, la nación caribeña, imposibilitada de producir y exportar bienes en cantidades suficientes para sostener su economía, emprendió el comercio externo de petróleo que le proveían los soviéticos a precios por debajo de mercado.
La historia dio un nuevo vuelco veintidós años más tarde con la disolución de la URSS. Los préstamos blandos a Cuba habían sobrepasado, para aquel entonces, los 65.000 millones de dólares. Las producciones exportables de la economía cubana se vinieron al suelo.
La inflación pasó del 0,5% al 26 % y el país se encontró incapacitado de importar lo que se requería para sostener a una población de 10 millones de personas. Al perder el primer 35% del valor del PIB, comenzó lo que se conoció como el Periodo Especial que los cubanos de hoy recuerdan con terror existencial por los dramáticos racionamientos a los que fue sometida la población.
Un elemento importante del colapso de la economía de ese período fue el recrudecimiento del bloqueo al que la isla fue sometido por parte de los Estados Unidos pero más relevante aun, fue el impacto de la falta de suministro de hidrocarburos, gasolina, diésel y otros derivados que, de la noche a la mañana, dejaron de llegar a la nación caribeña. Fue a raíz de esta crisis que comenzó a ejercerse en Cuba la “propiedad socialista sobre todos los medios de producción”
Una nueva desgracia de esta naturaleza se encuentra en el horizonte temporal cubano y la misma causará mayores estragos y llegará con mayor fuerza que la que vivida por la isla en el pasado. La dependencia cubana de la Venezuela revolucionaria, no solo se evidencia a través de los ingentes volúmenes de suministro petrolero entregado por nuestro país en condiciones mucho más beneficiosas, sino que viene determinada por muchos otros “favores económicos y políticos ” que son los que han mantenido en marcha la economía insular y llenas las arcas de los lideres cubanos.
La estrecha relación con nuestro país cubre las áreas de servicios médicos, actividad deportiva, suministro de maestros, asesoramiento militar y otra cantidad de actividades estratégicas dentro de un intricado sinnúmero de acuerdos bilaterales imposibles de cuantificar en la actualidad por la falta de transparencia de la relación.
Esa misma falta de transparencia impide ver el tenor de los beneficios ilegales que van a parar a la isla, como consecuencia de la connivencia cubana con los negocios del narcotráfico que se originan dentro del binomio criminal colombo-venezolano
Lo que sí es claro es que Cuba es una economía inviable sin el sostén venezolano y que los estragos que deberán afrontar sus autoridades, una vez que en Venezuela se produzca el cese de la usurpación, resultan inimaginables.
Si a ello le sumamos las sanciones que ya están siendo puestas en ejecución por los Estados Unidos en contra de la isla y que buscan , según el Departamento del Tesoro, “mantener los dólares estadounidenses fuera del alcance de los servicios militares, de inteligencia y de seguridad cubanos”, el futuro de Cuba luce verdaderamente incierto.