Colombia autorizó la apertura gradual de la frontera terrestre y fluvial con Venezuela. El hecho se di desde el miércoles bajo controles sanitarios que buscan evitar la propagación del Covid-19. Sin embargo, el flujo migratorio no regresó a la normalidad; ante la negativa de la dictadura de habilitar sus pasos fronterizos. Así lo reseñó el portal Local10.com.
El Político
En un comunicado divulgado por el canciller de la dictadura de Maduro, Jorge Arreaza, rechazó la “reapertura unilateral” de los pasos fronterizos por parte de Colombia; e invitó a iniciar una coordinación bilateral. “Esta emboscada fronteriza deja en evidencia que el gobierno colombiano sigue haciendo uso de tretas políticas; con el fin de distraer la atención de la opinión pública ante los notorios hechos de violaciones continuadas de Derechos Humanos que desde hace 36 días han estremecido a la sociedad colombiana”, afirmó.
Medidas de Colombia y Venezuela
Migración Colombia implementó el sistema de “pico y documento”, que consiste en habilitar el paso de viajeros; según el último dígito de su identificación en grupos de pares e impares en horarios diurnos. No obstante, en la frontera con Venezuela sólo se permite la salida de personas que certifiquen una urgencia médica que debe ser atendida en Colombia.
El director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, explicó el miércoles en una declaración que los viajeros deben cumplir con las medidas de bioseguridad y alertar a las autoridades si presentan algún síntoma de COVID-19. En Colombia se han confirmado 3,4 millones de contagios y 89.000 muertes por el virus.
Flujo entre Colombia y Venezuela
Según una nota publicada en El País: Cúcuta, la mayor ciudad de Colombia sobre la frontera, ha sido el embudo de uno de los mayores flujos de personas en el mundo. Allí preocupan tanto la potencial demanda de servicios sociales y de salud ante la reapertura, como el aforo de los comercios. Pero las permanentes tensiones entre las dos capitales impiden una coordinación efectiva, y ese flujo depende de difíciles negociaciones entre autoridades migratorias incluso desde antes de que irrumpiera la pandemia.