La ocupación del ejército de Estados Unidos en Afganistán culminó sin gloria, con inmensas pérdidas tanto para la nación norteamericana como la población civil del país asiático. Pero con beneficios para el complejo militar-industrial que siguió alimentando a los combatientes americanos y afganos en la guerra más prolongada que haya llevado a cabo Estados Unido en su historia.
El Político
Un amplio análisis de Inter Press Service (IPS) difundido en su sitio Web estima que el ganador indiscutible de lo califica como una extravagancia de un costo para Washington de US$ un billón es digna de un taquillazo de Hollywood.
El trabajo periodístico cita lo declarado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Comentó: “Gastamos más de un billón de dólares. Hemos entrenado y equipado a una fuerza militar afgana de unos 300 mil efectivos. Increíblemente bien equipadas. Una fuerza más grande que los ejércitos de muchos de nuestros aliados de la OTAN”.
Conforme al mandatario demócrata, a los afganos se les dio todas las herramientas que podían necesitar. Se les cancelaron salarios, se les proporcionó el mantenimiento de su fuerza aérea, algo que los talibanes no tienen. También se les brindó apoyo aéreo cercano. Y se les dieron todas las oportunidades para determinar su propio futuro. Y añadió, en una clara inculpación de los resultados de la salida estadounidense sobre los afganos: “Lo que no pudimos proporcionarles fue la voluntad de luchar por ese futuro”.
¿Son los especuladores de la guerra de EEUU los ganadores en Afganistán? https://t.co/snuG0ZMgtY
— Teódulo López Meléndez (@tlopezmelendez) August 20, 2021
Afganistán entre el fracaso de una guerra y la ganancia de ricos inversores
De la bicoca de US$ un billón se gastaron 83 mil millones en el ejército, a un ritmo de más de 4 mil millones anuales. Sobre todo en la compra de armas procedentes de la industria de defensa estadounidense, además del mantenimiento, la reparación y la formación.
En adición y lamentablemente la debacle afgana cobró la vida de 2 mil 400 soldados estadounidenses. Y de más de 3 mil 800 contratistas de seguridad privados de Estados Unidos. Además los muertos de otros países que operaron en Afganistán y de más de 100 mil civiles afganos.
Norman Solomon, director ejecutivo del Institute for Public Accuracy (Instituto para la Precisión Pública) y director nacional de la organización Roots Action, le reveló a IPS que, en grados drásticamente diferentes, los verdaderos perdedores son todos menos los especuladores de la guerra.
Manifestó: “El complejo militar-industrial de Estados Unidos se nutre de la matanza organizada que llamamos ‘guerra’. Y la guerra de 20 años en Afganistán, librada por cortesía de los contribuyentes estadounidenses, fue un enorme despilfarro para un gran número de contratistas militares y ricos inversores”.
La frase coloquial “perpetrar una matanza” es muy adecuada en este caso, argumentó. Porque eso es lo que muchas empresas estadounidenses hicieron en el transcurso de las últimas dos décadas como parte de la llamada “guerra contra el terrorismo”. El cual inició el gobierno de Estados Unidos en octubre de 2001 con su ataque a la nación asiática.
Fuente: IPS