La suspensión de vuelos desde o hacia Doha decidida por varios países árabes entró en vigor este martes, mientras varios intentos de mediación buscaban suavizar la crisis sin precedentes en torno a Catar, aislado y acusado de "apoyar al terrorismo".
El lunes Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Yemen, Egipto y las Maldivas rompieron relaciones diplomáticas con Catar.
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A esto se sumaron medidas económicas, como el cierre de las fronteras terrestres y marítimas entre estos países y Catar, así como la prohibición de sobrevolar sus territorios por compañías cataríes o las restricciones de los desplazamientos de personas.
Varias compañías del Golfo suspendieron "hasta nuevo orden" sus vuelos desde o hacia Doha, lo que causó perturbaciones aéreas.
En la página web de Dubái Airports, todos los vuelos rumbo a Doha llevaban el martes la mención "anulado". En total, se verán afectados 27 vuelos durante todo el día.
En total, seis compañías aéreas del Golfo y EgyptAir anunciaron una suspensión de vuelos con Catar "hasta nuevo orden".
Además, la aviación civil saudí prohibió sobrevolar su territorio a las compañías aéreas de Catar a partir del martes. Esta medida causará desvíos, retrasos y aumento en los costes de explotación.
Qatar Airways anunció por su parte haber suspendido sine die todos los vuelos hacia Arabia Saudí, Emiratos, Baréin y Egipto.
‘Moderación’
En la madrugada del martes, Catar dio la impresión que quería buscar una salida a la crisis, llamando a "un diálogo abierto y honesto".
En un discurso difundido por la cadena Al-Jazeera, el ministro de Relaciones Exteriores, Mohamed Bin Abdul Rahman Al Thani, aseguró que no va a haber una "escalada" por parte de Doha.
El ministro emiratí de Relaciones Exteriores, Anwar Gargash, estimó por su parte que primero se tenía que "restablecer la confianza" y para ello era necesaria "una hoja de ruta con garantías" para poder retomar el diálogo con Catar.
Varios países intentan mediar en esta crisis, la más grave desde la creación en 1981 del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), formado por Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Catar.
Es el caso de Kuwait, que no rompió relaciones con Catar. Su emir, Sabah Al Ahmad Al Sabah, recibió el lunes a un consejero del rey saudí Salmán y luego habló por teléfono con el emir de Catar, Tamim ben Hamad Al-Thani, sugiriéndole "moderación".
Turquía, que mantiene fuertes relaciones con las monarquías del Golfo, también apeló al diálogo.
El lunes por la noche, el rey Salman recibió una llamada del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y, el martes, el portavoz del mandatario informó que Erdogan había iniciado "esfuerzos diplomáticos" que podrían durar "semanas".
Aliado tanto de Riad como de Doha, Estados Unidos instó el lunes a los países del Golfo a mantenerse "unidos", según el secretario de Estado Rex Tillerson.
En Catar se encuentra la mayor base aérea estadounidense en la región, con 10.000 hombres y sede del mando militar del país en Oriente Medio.
Esta base es crucial para la lucha contra el grupo Estado Islámico (EI) en Siria e Irak llevada a cabo por la coalición internacional liderada por Washington y de la que forma parte Doha.
Catar fue excluido de la coalición militar árabe, dirigida por Riad, que combate a los rebeldes proiraníes en Yemen. Se le critica por apoyar a los grupos islamistas radicales y no distanciarse lo suficiente de Irán, gran rival de Arabia Saudí.
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Por su parte, el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohamad Javad Zarif, también pidió diálogo. "Los vecinos son permanentes, la geografía es inalterable. La coerción nunca es la solución. El diálogo es imperativo, especialmente durante el ramadán", dijo.
Tras el anuncio de Riad y sus aliados, Catar, un pequeño emirato rico en hidrocarburos, reaccionó al principio con indignación, acusándolos de querer "poner al Estado [de Catar] bajo tutela" y asfixiarlo económicamente.
AFP