Tesla Motors produjo durante el segundo trimestre del año 14.370 vehículos, frente a los 17.000 que había estimado inicialmente (apenas el 84% de lo que ella misma pronosticaba). La fabricante de vehículos eléctricos, que se vio desbordada hace unos meses con la demanda de su nuevo Model 3 (que aún no ha sido desarrollado y por tanto no ha entrado en producción), está comenzando a tener problemas para satisfacer los pedidos de sus otros dos modelos, el S y el X.
La fabricante asegura que, pese a no haber cumplido previsiones, su gráfica de producción experimentó un brusco ascenso al final del trimestre, y da a entender que con el nuevo ritmo podrá cubrir sin problemas las 80.000 unidades que ha pronosticado para el año completo.
Pero los problemas de Tesla no afectan sólo a la línea de producción. La fabricante, de tamaño diminuto si se compara con gigantes como General Motors, tiene en la actualidad no menos de 5.150 coches (más de un tercio de la producción trimestral) inmovilizada en algún punto entre la salida de su factoría y la puerta del garaje del cliente, fundamentalmente en los remolques de los camiones y en las bodegas de los barcos que los distribuyen.
Para intentar satisfacer la demanda de sus tres modelos (aunque el Model 3 no empezará a enviarse a sus compradores hasta finales de 2017), Tesla está intentando escalar la producción de su fábrica en Fremont (California), con el objetivo de fabricar 500.000 coches al año en 2018. Eso supone, conforme a las previsiones actuales, multiplicar por más de seis su capacidad actual, en sólo dos años.
Los datos de producción de Tesla, relativamente decepcionantes, se publican justo cuando la fabricante se enfrenta a una investigación de las autoridades de Estados Unidos por un accidente con resultado de muerte que tuvo lugar cuando el propietario de un Model S viajaba con el sistema de conducción automática activado.
Con Información de El Economista