Los avisos de búsqueda de personal invaden las vitrinas de centros comerciales y empresas. La hiperinflación agrava la contratación de personal: muchos prefieren, incluso, trabajar en las minas antes que percibir, por ejemplo, los cinco millones que les ofrecen. La realidad los aporrea: con eso no pudieran comprar un par de zapatos en el mismo negocio en el que trabajan, lo reseña Correo del Caroní.
Por María Ramírez Cabello
Desde que Gina Saporito, encargada de una zapatería en el Centro Comercial Ciudad Alta Vista II, publicó en marzo un aviso de búsqueda de personal, no más de 10 interesados han entrado a la tienda a dejar su resumen curricular.
Todos buscan personal, pero los interesados en laborar en esos establecimientos son cada vez menos. El poco atractivo responde a los salarios, carcomidos por una voraz hiperinflación que en los primeros tres meses del 2018 se ubicó en 453,7%, de acuerdo con las estimaciones de la Asamblea Nacional.
Así como las empresas han tenido que buscar estrategias para retener a su personal, en momentos en los que la migración del talento profesional crece, también han tenido que estructurar ofertas más atractivas.
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Saporito informó que en la zapatería ofrecen como pago mensual dos sueldos mínimos, vigente desde el 1 de mayo en Bs. 1 millón, comisión por ventas y doble bono de alimentación, también ajustado a partir de este mes a Bs. 1.555.500. “Desde marzo han venido menos de 10 personas y es por el sueldo porque todo el mundo se va a las minas”, dice.
La oferta base del comercio es de Bs. 5,1 millones al mes, monto al que se suman las comisiones y una bolsa de comida quincenal con varios alimentos. “Desde abril sumaron estos incentivos porque el personal no duraba, muchos por la falta de transporte porque el horario es hasta las 7:00 de la noche y a esa hora es difícil y los trabajadores viven lejos”, explica.
Contrastes
Pero las mejoras contrastan con los artículos que ofertan que ni siquiera pueden ser cubiertos con el salario del personal. Un par de zapatos de mujer supera los 10 millones de bolívares, mientras que los de niños se consiguen desde los 8 millones de bolívares.
Ruth Cupare, administradora de una zapatería en el Centro Comercial Ciudad Alta Vista II, entiende el porqué de las dificultades para contratar y mantener el personal. “Es demasiado fuerte y las ventas no están buenas, yo las entiendo porque el dinero no rinde y la gente se está yendo a las minas”, coincide. “Esto ya es una zona minera, los que compran son mineros”, apunta.
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El cartel que ha puesto en la minitienda tiene más polvo que eco, pese a que la oferta salarial incluye un bono de 1,5 millones de bolívares “para ver si la persona se entusiasma”. “Han venido muy pocas personas porque tienen temor del sueldo porque no alcanza. Eso es repetitivo”, dice, mientras se prepara para la jornada que normalmente realiza desde casa, pero que el miércoles la ha llevado a la tienda pues ni la encargada ni la vendedora pudieron asistir.
Salarios no aguantan hiperinflación
El ingreso mínimo mensual que recibe un asalariado venezolano es de 2.555.500 bolívares, el equivalente a $3 en el mercado paralelo. El monto permite cubrir apenas 3,3% de la cesta básica familiar que, en marzo, se ubicó en Bs. 75.446.014,83, de acuerdo con el reporte del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), correspondiente a 2017, refleja que en el actual contexto de hiperinflación el trabajo formal asalariado pierde importancia como principal fuente de ingresos. “Los beneficios laborales pierden sentido y atractivo”, señala.
El estudio resalta que la depresión económica impulsa al venezolano a sobrevivir de diferentes formas, como la informalidad, mientras que “el trabajo productivo y eficiente pierde significado y valor social. Se requiere, a mediano plazo luego de un programa de ajustes, un plan de reinserción y reeducación de cara al mercado laboral”.
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