El secretario de Estado norteamericano Rex Tillerson terminó este sin éxito una gira en el Golfo en la que intentó resolver la crisis entre Catar y sus vecinos árabes, que le acusan de apoyar al "terrorismo".
Durante cuatro días Tillerson habló con responsables de Kuwait, el principal mediador, y de los demás países, en la crisis más grave de los últimos años entre las monarquías árabes que forman parte del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y que no parecen querer cambiar de posición.
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Arabia Saudi, Baréin, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, que imponen sanciones económicas a Catar, continúan acusando al país de apoyar activamente a los islamistas extremistas, de desestabilizar la región y de acercare al Irán chiita, gran rival de Arabia Saudí, un país sunita.
Sin embargo, Catar niega todas las acusaciones y rechaza una lista de 13 demandas de sus adversarios, que le exigen que cierre la cadena de televisión Al Jazeera, desmantele una base turca en Catar y reduzca sus relaciones con Irán.
Antes de volver a Washington, Tillerson dedicará su última jornada a entrevistarse con su homólogo de Kuwait, el jeque Sabah Jaled Al Sabah, y luego desayunará en Doha con el emir de Catar, jeque Tamim ben Hamad Al Thani.
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Se espera que informe al jeque Tamim de la posición de sus adversarios, tras una reunión con sus ministros de Relaciones Exteriores en Yeda (Arabia Saudí). Tras esa reunión no hubo comunicado ni rueda de prensa, lo que significa que las posiciones no han cambiado.
Con información de AFP