Es el turno de Manuel Valls en Francia. Tras la aplaudida decisión de François Hollande de no volver a presentarse como candidato a las presidenciales, el primer ministro francés calcula bien los últimos pasos antes de una comunicación que podría llegar en las próximas horas: dejar Matignon para comenzar la carrera al Elíseo.
Durante la noche del jueves, Valls se contentó con alabar "la elección difícil" de su jefe. "La decisión de un hombre de Estado", dijo, al que presentaba su emoción, respeto, fidelidad y cariño después de un mes y medio de tensiones. El catalán ha jugado la carta de la fidelidad desde que Emmanuel Macron dejara el barco, tocado y casi hundido, para centrarse en su partido En Marcha yen su candidatura al Elíseo, anunciada recientemente.
Sin embargo, el primer ministro ha tenido que desmarcarse de las acciones de su jefe en varias ocasiones, especialmente desde la publicación del libro Un président ne devrait pas dire ça… (Un presidente no debería decir eso), en el que Hollande hablaba de más en más de un asunto que han costado al ejecutivo nuevos dolores de cabeza.
En este contexto, Valls empezó a lanzar mensajes que hacían evidente su interés en entrar al Elíseo y de "acabar con la mecánica de ruptura" que sigue la izquierda gala. Las últimas pistas llegaban este mismo domingo, cuando en una entrevista en Le Journal du Dimanche, Valls se decía "preparado" a enfrentar unas primarias socialistas que hasta ahora no apoyaba pero que, según él, darían "un empujón y esperanza" a la izquierda.
Después de la aplastante victoria de François Fillon en las primarias de la derecha, las de los socialistas son más necesarias que nunca para tratar al menos de dar la máxima autoridad al futuro candidato que, según los sondeos, no tendría de momento posibilidades de pasar a la segunda vuelta frente aMarine Le Pen y Fillon.
"Frente al desarrollo, a la duda, a la decepción, la idea de que la izquierda no tiene ninguna posibilidad, quiero romper está mecánica que nos conduciría a la derrota", declaró Valls quizá en un intento de impulsar la renuncia de Hollande, que ha llegado tan sólo cinco días después del puntapié de su primer ministro.
El propio Valls criticó públicamente las declaraciones de Hollande en el polémico libro de entrevistas; todos en Francia se preguntan cómo un presidente pudo meterse en un embrollo similar.El tercer primer ministro de la LegislaturaLa decisión de Valls de presentarse a las primarias vendría acompañada con total seguridad de una dimisión en Matignon y del nombramiento del tercer primer ministro de la Legislatura, cargo que podría recaer en el actual titular de Interior, Bernard Cazeneuve. Valls ha sido interrogado al respecto públicamente este viernes, en un desplazamiento en Nancy.
"Tenemos que defender el balance [de Hollande] y la acción. Yo lo haré, como lo he hecho siempre en mis cargos, de forma incansable", ha asegurado el jefe del Gobierno en un discurso oficial en Nancy, en el noreste del país. Lo más probable es que el comunicado de su candidatura se realice este sábado en un gran mitin programado ya por el propio Partido Socialista, enfocado en las primarias, que reunirá a unos 3.000 militantes.
El momento parece idóneo si bien Valls podría adelantarse y lanzar la noticia de su dimisión en un comunicado de prensa desde Matignon.En esta nueva postura de presidenciable, Valls tendrá que cumplir con la complicada tarea de defender el balance de su Gobierno frente a Arnaud Montebourg y Benoît Hamon, ambos ex ministros con Hollande.
Los candidatos socialistas han sido terriblemente críticos con este Gobierno y los ataques en este sentido prometen ser sus principales armas para vencer en las primarias, que se celebrarán el 22 y el 29 de enero.Por lo pronto, según ha revelado el canal BFMTV, este jueves, a las 20.00 horas, al mismo tiempo que Hollande se despedía, Matignon anunciaba ya a la prensa más cercana que el primer ministro cambia su número de teléfono personal. En estos tiempos, esto equivale prácticamente a una declaración de principios.
Con información de El Mundo
