El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desestimado a sus retadores en las primarias republicanas, donde hasta el momento hay dos candidatos confirmados y uno posible, en síntomas de insatisfacción en un partido que el mandatario controla sin problemas, informó Univisión.
El Político
El periodista Carlos Chirinos reseña que desafiar a un presidente en ejercicio que busca la reelección es considerado algo ‘grosero’ según los usos y protocolos de la política norteamericana. Suele ser manifestación de grandes divisiones dentro de un partido cuando el presidente, el líder de facto de esa organización, se topa con gente de su tolda que quiere negarle un segundo período en la Casa Blanca.
Chirinos detalla que le pasó a Lyndon B. Johnson en 1968 cuando la guerra en Vietnam hundió su popularidad y terminó forzándolo a desistir de buscar la nominación demócrata; le pasó al republicano Gerald Ford en 1976 cuando enfrentó la revuelta de Ronald Reagan, le pasó a Jimmy Carter en 1980 cuando enfrentó la insurgencia de Ted Kennedy. Y ahora le está pasando a Donald Trump con la insurgencia de al menos dos aspirantes a la nominación republicana para las elecciones de 2020, aunque se trata de una situación muy diferente en la que hay que calibrar bien la coyuntura para entender la real amenaza que puede presentar para sus aspiraciones reeleccionistas.
Cabe destacar que los anuncios del exgobernador de Massachusetts William Weld y del excongresista por Illinois Joe Walsh son manifestación de incomodidad dentro del Partido Republicano con el liderazgo de Trump, pero están lejos de querer representar una fisura mayor del GOP, como han mostrado las encuestas públicas.
Trump se auto cataloga de tener el “mayor apoyo de la historia” dentro del Partido Republicano, más que Abraham Lincoln o Ronald Reagan y frecuentemente cita encuestas que indican que más del 90% lo respalda. No hay dudas de que la mayoría de los republicanos está con el presidente, pero Chirinos destaca que es mentira que su popularidad sea la mayor: George W Bush hijo y padre alcanzaron niveles superiores de acuerdo con el seguimiento histórico de la firma Gallup. (En cuanto a Lincoln, no se sabe, en aquellos tiempos no había encuestas para comparar).
El reportero también explica que es cierto que en sus casi tres años en la Casa Blanca, Trump ha logrado controlar un partido que en 2016 estaba lleno de escépticos que preferían otro candidato presidencial. Los que no se alinean con su estilo y propuestas, muchas de las cuales van contra la esencia de lo que hasta hace poco defendía el Partido Republicano (como la disciplina fiscal), han terminado dejando la escena política.
Los tres candidatos que han mostrado su disposición de hacer frente al presidente son:
William Weld, exgobernador de Massachusetts. Weld fue candidato a la vicepresidencia del Partido Libertario en 2016 en la fórmula que encabezó el exgobernador de Nuevo México Gary Johnson. Para este ciclo electoral fue el primero en anunciar que buscaría desafiar a Trump por la nominación republicana, en abril pasado.
Joe Walsh, excongresista de Illinois. Como congresista, Walsh sirvió solo un término, entre 2010 y 2012. Puede considerarse que Walsh era un precursor del estilo agresivo y grosero de hacer política que ha caracterizado a Trump, insultando a Obama y a sus oponentes vía Twitter o en altisonantes declaraciones. Ahora dice estar arrepentido de aquella agresividad y de haber dicho “cosas racistas”.
Mark Sanford, excongresista y exgobernador de Carolina del Sur. Sanford no ha decidido todavía si se va a presentar como candidato en las primarias republicanas. En julio dijo que estaba considerándolo, aunque no ha anunciado formalmente una campaña y ha dado a entender que tomará una decisión a principios de septiembre, aunque aún está latente la expectativa.
Fuente: Univisión