El Tribunal Supremo ha condenado al exvicepresidente de la Genealitat Oriol Junqueras a la pena de 13 años de cárcel y a 13 de inhabilitación absoluta por los delitos de sedición y malversación en concurso medial de delitos, frente a los 25 años por un delito de rebelión que solicitaba la Fiscalía, por intentar proclamar la independencia de Catalunya fuera de las vías legales.
El Político
El Supremo otorga a Junqueras, un papel de “liderazgo” en todo el procés y destaca el “control” que tuvo en todo el “proceso de creación legislativa y reglamentaria que hizo posible la celebración del referéndum declarado ilegal”.
El tribunal recuerda que el propio acusado “admitió la realidad de los hechos” durante su declaración en el juicio el pasado mes de febrero y “reivindicó la legitimidad de su actuación y la ausencia de cualquier responsabilidad criminal”.
"Su destacado papel en el proceso que finalmente condujo a la inobservancia de las leyes y al contumaz desprecio a las resoluciones del Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya puede también deducirse, no ya del hecho objetivo de su preeminencia orgánica como vicepresidente, sino del liderazgo reconocido en los testimonios de algunos de los procesados y testigos. Un liderazgo fruto de su doble condición de vicepresidente y presidente de ERC”, explica la sentencia.
El tribunal que presidió Manuel Marchena recuerda que el exvicepresidente fue notificado personalmente de todas las resoluciones del Constitucional prohibiendo el referéndum y anulando las mencionadas leyes, pero su “pertinaz desatención a todos los requerimientos despeja cualquier duda acerca de su control del proceso de creación legislativa y reglamentaria que hizo posible la celebración del referéndum declarado ilegal”.
Los magistrados también ven probado que Junqueras, el entonces presidente catalán Carles Puigdemont y el exconseller Joaquim Forn fueron advertidos, en una reunión celebrada el 28 de septiembre, por la cúpula de los Mossos d’Esquadra del “importante riesgo para la seguridad que podría derivarse de la constatada presencia de colectivos radicales y de la movilización de una cifra de personas próxima a los dos millones”. Pese a ello, la decisión de los miembros del Govern presentes en esa reunión fue la de seguir adelante con el referéndum.
Al finalizar la reunión, el procesado rebelde Puigdemont, manifestó a todos los presentes que si el día 1 de octubre se desataba la violencia, declararía la independencia”, explica el tribunal.”La voluntad sediciente del acusado Junqueras y la representación de esos graves incidentes se infiere con facilidad, no ya de los términos en que se desarrolló esa reunión, sino del hecho objetivo de que el día anterior el TSJC había dictado un auto en el que se acordó prohibir la realización del referéndum”, apunta la resolución.
Fuente: Elconfidencial