La Administración Trump tiene dudas sobre la capacidad militar de los transexuales. En una decisión llamada a la polémica, el Pentágono ha decidido suspender la orden, que iba a entrar en vigor hoy, de abrir las fuerzas armadas a las personas transgénero. La medida ha sido aplazada hasta el 1 de enero.
Entretanto el Pentágono mantiene la prohibición de reclutarles y ha solicitado un estudio para determinar si su ingreso daña la efectividad bélica de las tropas.
Desde que estoy en el puesto he enfatizado que el Departamento de Defensa debe medir cada decisión política con un estándar crítico: ¿afectará a la disposición y letalidad de las fuerzas? Dicho de otro modo, ¿cómo influirá en la capacidad militar de defender la nación?”, afirmó el secretario de la Defensa, el teniente general James Mattis.
La paralización del ingreso supone un mazazo a la política de integración impulsada Barack Obama. Antes de su presidencia, los transexuales eran clasificados como “desviados sexuales” y debían ser expulsados. Con las directrices aprobadas bajo su mandato, no sólo se les aceptó plenamente sino que se facilitaba su tratamiento completo.
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Un estudio de la Asociación de Médicos de Estados Unidos (JAMA, en sus siglas en inglés) establece que cerca de 13.000 transexuales ya pertenecen al ejército (1%) y que los médicos militares no están preparados para atenderlos y mucho menos para asegurar su correcta transición.
Aunque la orden de Mattis no afecta a los ya reclutados, sí que presagia un endurecimiento de sus condiciones en los cuarteles y, sobre todo, apela a un motivo que, un año después de aprobada la orden de ingreso, no deja de levantar sospechas.
“La decisión del general Mattis de mantener la prohibición de reclutar personas transgénero tendrá el efecto de que mientan en su intento de ingresar en las fuerzas armadas. Lo mismo ocurría antes con los homosexuales y la política del ‘no preguntes, no cuentes’. Todo esto carece de sentido porque, como predijeron todos los estudios, los transexuales han demostrado con creces su capacidad de servicio”, afirmó en un comunicado el centro de estudios sexuales Palm Center, que colabora con el Pentágono.
Fuente: El País.