Cuando Donald Trump mira al sur, no ve un país amigo. Ni a su segundo socio comercial, ni siquiera un lugar donde sus empresas han invertido 150.000 millones de dólares en una década. Cuando el presidente de Estados Unidos pone la vista en México lo que advierte es un espacio letal y peligroso.
Un nido de criminales azotado por las drogas ante el que hay que construir lo antes posible un muro. O como afirmó hoy en Twitter: “México acaba de ser clasificado el segundo país más mortífero del mundo, sólo por detrás de Siria. El tráfico de drogas es la causa.
¡Construiremos un muro!”.
Mexico was just ranked the second deadliest country in the world, after only Syria. Drug trade is largely the cause. We will BUILD THE WALL!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 22 de junio de 2017
La andanada, basada en un estudio con graves errores metodológicos, no es nueva. Trump lleva dos años humillando al pueblo mexicano. Empezó en junio de 2015 acusando a sus vecinos de llevar a Estados Unidos “drogas y violadores” y pidiendo un muro para evitarlo.
De nada sirvieron las protestas del Gobierno de Enrique Peña Nieto, el multimillonario subió el octanaje de sus ataques y acabó exigiendo que el muro lo pagasen los propios mexicanos.
Trump recurre a sus fortalezas: terrorismo, economía e inmigración (México). Usa estos temas como catapultas. Los lanza y espera el efecto en las encuestas. De ahí, que tras un largo silencio sobre su vecino del sur, nacido de las conversaciones abiertas por la delicada renegociación del Tratado de Libre Comercio, haya vuelto a la carga.
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El miércoles lo hizo en un mitin en Iowa. Allí prometió un muro repleto de paneles solares. “Bastante imaginativo, ¿verdad? Ha sido idea mía”, dijo ante su audiencia. Y hoy, en Twitter, ha sido un muro para contener a los criminales.
Información del diario El País