El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está a punto de firmar una orden ejecutiva que podría marcar un cambio significativo en el sector financiero del país. El objetivo: sancionar a los bancos que incurran en prácticas de discriminación contra conservadores y compañías del sector de las criptomonedas.
La medida, cuya firma podría producirse en los próximos días, instruiría a los reguladores federales a investigar y sancionar a las entidades financieras que cierren cuentas, nieguen servicios o discriminen a clientes por motivos de ideología política, religión o actividades lícitas vinculadas al mercado cripto. Según borradores filtrados, aquellos bancos que sean encontrados culpables enfrentarían severas consecuencias: desde multas millonarias y órdenes judiciales, hasta la posibilidad de procesos penales si se comprueban irregularidades graves.
Trump ha justificado la orden con base en supuestos casos recientes donde bancos como JPMorgan Chase y Bank of America habrían cerrado cuentas de organizaciones conservadoras, grupos cristianos o empresas relacionadas con criptomonedas, alegando “motivos de reputación” o riesgos regulatorios. El presidente considera que muchas de estas acciones esconden una discriminación ideológica sistemática, algo que, asegura, también lo ha afectado personalmente como empresario y figura política.
Uno de los aspectos más relevantes de la orden ejecutiva es que también apuntaría a terminar con lo que sectores republicanos y la industria cripto han denominado “Operation Choke Point 2.0”, una presunta campaña de exclusión bancaria que habría afectado especialmente a empresas relacionadas con Bitcoin y otras criptomonedas durante la administración anterior. Voces del sector han denunciado que, por presiones regulatorias o simples temores reputacionales, decenas de negocios lícitos han perdido acceso a servicios financieros esenciales sin explicaciones claras.
Si se implementan efectivamente, las nuevas reglas obligarán a los bancos a revisar sus políticas internas y prohibirán explícitamente negar servicios sólo por motivos de afinidad política o actividad legal. Reguladores como la FDIC, la OCC o la Reserva Federal deberán priorizar el cumplimiento de leyes como el Equal Credit Opportunity Act y las normas de protección al consumidor. En casos graves, los hallazgos podrían remitirse incluso al Departamento de Justicia para eventuales acciones penales.
La propuesta ha generado posturas encontradas: mientras sectores conservadores y de la industria cripto la celebran como una defensa de las libertades civiles y la neutralidad bancaria, expertos legales advierten que una orden ejecutiva difícilmente podrá crear nuevas protecciones legales donde la Ley federal no reconoce la filiación política como categoría especialmente protegida. Además, se espera que la banca, que defiende sus decisiones alegando cumplimiento de regulaciones contra el lavado de dinero y riesgos financieros, desafíe la medida ante los tribunales.
El debate está servido y la iniciativa de Trump promete reavivar la discusión sobre la neutralidad bancaria y el acceso igualitario a los servicios financieros, en un escenario donde las tensiones políticas y tecnológicas siguen ganando protagonismo.