Este lunes se conoció que el presidente de EE.UU., Donald Trump, no acepta la afirmación del director del FBI, James Comey, sobre la falsedad de las escuchas de las que el mandatario acusa a su predecesor en el cargo, Barack Obama, según dijo una portavoz de la Casa Blanca.
Redacción El Político
Comey solicitó sin éxito durante el fin de semana al Departamento de Justicia que desmintiese públicamente las acusaciones de Trump acerca de que Obama ordenó grabar sus comunicaciones durante la campaña electoral en 2016, de acuerdo con varios medios estadounidenses.
El director del FBI argumentó que la gravedad de las acusaciones de un "pinchazo" en las comunicaciones de Trump exigía un comunicado público por parte del Departamento de Justicia para señalar que son incorrectas, pero esa agencia no ha emitido ningún pronunciamiento al respecto.
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Una portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, fue preguntada hoy en una entrevista con la cadena ABC sobre si Trump acepta la opinión y la petición de Comey.
"No lo creo", respondió la portavoz al enfatizar que el Gobierno del expresidente Obama "realizó escuchas telefónicas a ciudadanos estadounidenses", en referencia a los programas de espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) revelados por Edward Snowden, y "pudo haber hecho" lo mismo con Trump.
El presidente "quiere que el pueblo estadounidense sepa la verdad", añadió la portavoz al anotar que es necesario dejar que el Comité de Inteligencia de la Cámara baja del Congreso "haga su trabajo" e investigue al respecto.
La denuncia sin pruebas de Trump acerca de que Obama ordenó espiar sus comunicaciones fue hecha pública el sábado a través de la hiperactiva cuenta de Twitter del mandatario y rechazada como "simplemente falsa" por el expresidente horas después, mediante un comunicado de su portavoz, Kevin Lewis.
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El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, pidió después que sea el Congreso quien investigue estas presuntas escuchas, en el marco del caso sobre la supuesta injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales de noviembre pasado en EE.UU., y determine si hubo un potencial abuso de poder por parte del Gobierno de Obama.
Spicer subrayó que ni la Casa Blanca ni el presidente Trump volverían a realizar más declaraciones sobre estas polémicas revelaciones.