El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, dejará Washington el próximo miércoles pocas horas antes de la toma de posesión de su sucesor demócrata Joe Biden, a quien sigue sin haber felicitado.
El Político
Después de salir en helicóptero desde los jardines de la Casa Blanca, Trump despegará desde la base militar de Andrews (Maryland) para su último vuelo a bordo del Air Force One.

No desea marcharse de la capital federal como expresidente por lo que el magnate republicano partirá antes de que acabe su mandato hacia Florida, a su lujoso club de Mar-a-Lago, donde planea instalarse.
En Washington, ciudad ahora irreconocible y transformada en un campamento atrincherado tras los disturbios del Capitolio la semana pasada, los preparativos continúan para la prestación de juramento de Joe Biden, quien el miércoles a mediodía se convertirá en el 46º presidente de la historia de Estados Unidos.
Una logística planificada

La Casa Blanca ha informado que “todavía no existen detalles” sobre cuándo y cómo se realizará la mudanza de la familia Trump, pero el protocolo tradicional señala que la mudanza de la familia presidencial saliente y entrante ocurre el mismo día de la toma de posesión, cuando se instala un nuevo gobierno, el 20 de enero.
Esto ocurre cada cuatro u ocho años, dependiendo de si el presidente sirve en uno o dos mandatos. Mientras se juramenta al nuevo presidente en el Capitolio, un centenar de trabajadores de la mansión presidencial se embarcan en una misión contrarreloj para sacar las pertenencias del presidente saliente y hacer que los nuevos inquilinos se sientan como en casa.
Una larga jornada
Lina Mann, miembro de la Asociación Histórica de la Casa Blanca, explicó a la Voz de América que desde la madrugada del 20 de enero, se desarrolla una “masiva campaña” en la que se limpia profundamente la residencia, se remplazan alfombras, se hacen trabajos de carpintería y se pintan algunas paredes.
Tradicionalmente, la familia saliente recibe a la entrante en la Casa Blanca, donde comparten unos momentos antes de partir juntos al Capitolio para la ceremonia de traspaso de poder.
El presidente Trump confirmó que no asistirá a la investidura de Joe Biden y un funcionario de su administración dijo a la VOA que es “improbable” que el mandatario siga la tradición de recibir a la pareja presidencial entrante.
Es en ese momento cuando comienza la cuenta regresiva. Todo debe estar listo para el momento en que el nuevo presidente retorne.
“Comienzan a traer las pertenencias de la pareja presidencial. Se llenan los armarios con la ropa de la familia entrante, se acondiciona el refrigerador con la comida que les gusta y se redecoran algunas salas”, cuenta Mann.
Cajas de cartón
Judd Deere, subsecretario de Prensa de la administración saliente, remarcó que Trump “está enfocado en una transición ordenada” para que los nuevos inquilinos “tengan todo lo que necesitan”, e indicó que la Oficina Oval no será “tocada” hasta el 20 de enero.
Christopher Emery, quien ocupó el puesto de ujier en la Casa Blanca durante los gobiernos de los presidentes Ronald Reagan, George W. Bush y Bill Clinton, reiteró que todo apunta a que Trump se irá más temprano, “lo que hará mucho más fácil el trabajo de los empleados de la residencia, ya que no tendrán que hacer la mudanza de la familia entrante y saliente al mismo tiempo, el mismo día”.

Otros procesos de mudanza han sido menos complicados e incluso reflejan cordialidad.
El proceso de transición es “un esfuerzo coordinado” que históricamente ha incluido reuniones previas y un paseo por la residencia ofrecido por la primera dama saliente a la entrante, algo que no ha ocurrido en esta ocasión.
“Afortunadamente los Biden han estado en la Casa Blanca, así que tienen una idea de cómo luce”, dijo Emery.
La NARA se encarga de garantizar el traslado de documentos físicos y electrónicos, artefactos y hasta regalos del presidente a los archivos nacionales, el mismo 20 de enero.
Esta tarea está en marcha ahora, según la agencia, pero advierte que fue impactada por la demora de un proceso de transición que no fue aprobado por el presidente Trump, hasta varias semanas después de haber sido derrotado en las elecciones.