El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha creado todo un rompecabezas en torno al conflicto con Ucrania. Nadie sabe —a ciencia cierta— qué es lo que va a pasar, solo se manejan especulaciones, mientras la ciudadanía en Estados Unidos no para de hablar sobre una posible invasión a Ucrania.
El Político
Una vez más Rusia es tema de conversación permanente en Washington. Vladimir Putin vuelve ser centro de atención para el mundo, especialmente para los EEUU.
Lo mismo ocurrió en 2016, cuando Putin creó una sala de espejos políticos en EEUU, con una operación de intromisión electoral, para distorsionar la realidad y alterar la verdad. Esto sigue generando discordia y profundizando las divisiones a lo interno de EEUU.
Es como sembrar la semilla de la discordia en suelo extranjero y sentarse a esperar. A medida que la discordia crece se adueña de voluntades, reconfigura a la opinión pública y distrae sobre otros problemas que también requieren atención.
Indudablemente, los líderes de las naciones a las que les salpica el conflicto con Ucrania, tienen puestas sus miradas sobre el rompecabezas que Vladimir Putin ha creado. No se sabe si es una distracción o si el propio Putin tampoco tiene totalmente claro el panorama.
El contexto
Más de 100 mil tropas rusas están en la frontera con Ucrania. Esto debido a que Rusia se siente amenazada por el avance de la OTAN hacia Europa del este.
Ucrania, por su parte, estaría a punto de incorporarse a la OTAN. Esto es una amenaza a los intereses de Rusia, que considera que Ucrania es parte de su idiosincracia, de su tradición histórica, de su misma gente.
Pero Rusia ya avanzó en 2014, cuando se anexo la región de Crimea. Esto es visto por los analistas como una invasión solapada. Mientras, a lo interno de Ucrania, hay fuertes enfrentamientos entre dos bandos, a favor y en contra de una anexión a Rusia, con saldo de miles de fallecidos.
Conflicto histórico
Ambos bandos en conflicto tienen una larga historia de invasiones a sus espaldas. Tanto Rusia como países de Europa mantienen vivo el fantasma de la Segunda Guerra Mundial, en la que fueron invadidos muchos territorios, así como fallecieron innumerables personas.
La incorporación de Ucrania a la OTAN es una garantía de protección para ese país, que también arrastra el lastre de las invasiones a su territorio en un pasado no muy lejano. Sin embargo, analistas dicen que esto no sucederá.
Rusia, por su parte, utiliza como pretexto para mantener sus tropas en la frontera con Ucrania su —supuesto— temor de ser invadida en un futuro cercano, por países pertenecientes a la OTAN.
Pero su posición pareciera ser más una estrategia distractiva, que una avanzada real, una manera de llamar poderosamente la atención del mundo, para afianzar su imagen de poder, al igual que lo hace expandiendo su presencia en Latinoamérica.
La solución
El único terreno para la paz es el diálogo, la diplomacia, una mesa donde ambas partes en conflicto se sienten y lleguen a acuerdos de no avanzar ni un milímetro sobre el territorio del contrario.
De lo contrario, una invasión de Rusia a Ucrania podría desencadenar una reacción en cadena, un efecto dominó. Hipotéticamente, la coyuntura estimularía que China aprovechara de invadir a Taiwan, que Irán atacara a Israel, o que Corea del Norte haga alguna jugada extrema, más allá de lanzar misiles al mar.
En todo caso, la situación que ha creado Vladimir Putin en torno al conflicto con Ucrania es todo un rompecabezas que mantiene ocupadas a muchas naciones, donde él es el protagonista, mientras expande su influencia hacia otras latitudes.