El PSOE y Podemos sellaron este miércoles las reglas del juego de su Gobierno compartido en un intento de acotar al máximo las discrepancias. Cinco folios de regulación que, junto el programa pactado, constituyen los límites del acuerdo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prometió su cargo ante el Rey, Felipe VI, diez segundos duró la ceremonia tras diez meses de negociaciones intentando formar gobierno.
El Político
El líder del PSOE promete el cargo ante un ejemplar de la Constitución y, de nuevo, sin crucifijo ni Biblia. Estará al frente de una coalición cuyo socio apuesta por el republicanismo y sostenida por ERC y Bildu, partidos independentistas y contrarios a la Corona.
un presidente que no está en funciones y un gabinete, sus ministros, que sí lo están. Con todo, la anécdota de la jornada se ha producido en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela, en la conversación informal que Sánchez ha mantenido con Felipe VI, quien ha bromeado con la ceremonia y el futuro de la legislatura: "Ha sido rápido, simple y sin dolor". Y, acto seguido, ha añadido: "El dolor viene después".
Cabe interpretar que el "dolor" al que se refiere el Monarca es al ejercicio de Gobierno, al llevar a cabo la política ejecutiva, más aún si cabe en un escenario de fragmentación parlamentaria, con un Ejecutivo de coalición en minoría y en el que Sánchez ha priorizado la vía de la estabilidad en el apoyo de formaciones independentistas como ERC y EH Bildu.
Establecen normas de funcionamiento
El nuevo Gobierno de coalición contará con un mecanismo de funcionamiento propio -una comisión permanente de seguimiento del acuerdo- sobre quien en la práctica recaerá la dirección del Ejecutivo, al concentrar en un reducido grupo de personas el debate de todas las decisiones políticas, en el escalón subsiguiente al presidente.
Pedro Sánchez tendrá cuatro vicepresidencias en su Gobierno y no tres como se pensaba hasta ahora. Una para el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y las otras tres serán mujeres: Carmen Calvo, Nadia Calviño y Teresa Ribera.
Aunque destacan que ahora es «la primera comunicación oficial». Se confirman cuáles serán los ministerios que ocupará Podemos en el gabinete: cuatro más una vicepresidencia.
La mayoría se sabían desde hace tiempo y a comienzos de esta semana desde la confluencia de Pablo Iglesias ya se habían confirmado todos los nombres. Algo que no ha sentado bien en el PSOE.
Hoy confirman todos estos puestos desde la secretaría de Estado de Comunicación. Sin sorpresas ni ninguna novedad. Sánchez contará con una Vicepresidencia de Derechos Sociales y Agenda 2030, que será asumida por Pablo Iglesias.
Además, Irene Montero será ministra de Igualdad, cartera que se desliga de la vicepresidencia de Carmen Calvo. Yolanda Díaz será ministra de Trabajo, Manuel Castells, ministro de Universidades; y Alberto Garzón, ministro de Consumo.
El acuerdo de coalición entre el PSOE y Podemos mantendrá un núcleo duro, en el que habrá dos representantes de la presidencia del Gobierno, dos de la vicepresidencia primera -la que parece destinada a Carmen Calvo-, otros dos de la segunda (la de Pablo Iglesias), un representante de la secretaría de Estado de Comunicación, otro del equipo de Iglesias y sendos representantes de los dos grupos parlamentarios, gestionará la sociedad común entre el PSOE y Podemos, en paralelo al Ejecutivo.
En esta comisión se pondrá en común la agenda "política y de Gobierno" de los dos partidos, se analizará e impulsará la acción política, se pactará la respuesta a las iniciativas del resto de formaciones, se acordará la estrategia de comunicación y se solventarán las discrepancias.
Los ministros estarán obligados a "mantener una estrategia de comunicación coordinada y compartida" y, según recoge el texto acordado, deberán "respetar su ámbito competencial" y "evitar opinar o dar publicidad a proyectos de otros ministerios antes de ser refrendados por el Consejo de Ministros". De este modo se intenta limitar la exhibición de las posibles diferencias entre los socios.
La primera imprudencia de Iglesias
Los socialistas no ocultan su malestar porque el futuro vicepresidente social, Pablo Iglesias, haya avanzado quiénes serán los ministros de Unidas Podemos e incluso las competencias y las secretarías de Estado que dependerán de él.
De hecho, en el partido hay quien atribuye a esta circunstancia el retraso impuesto por Sánchez en el anuncio de los integrantes del nuevo Ejecutivo para dejar claro que es él quien marca los tiempos. El nombramiento de los ministros es una potestad exclusiva del presidente.
Y al margen de que el Gobierno no está "cerrado" y de que Sánchez no ha podido hacer llamadas a las personas que quiere incorporar a su gabinete hasta superar la investidura, el roce con Podemos por estas filtraciones ha resultado evidente después de que Iglesias se viera obligado el martes en La Sexta a responder que a él no le corresponde decir cómo será el Gobierno ni las atribuciones de su vicepresidencia.
Y que la aún vicepresidenta Carmen Calvo destacara en TVE estas declaraciones y apuntara que "Es evidente que Unidas Podemos estará en el Gobierno, pero las formas son importantes", destacó.
Para intentar tener todo bajo control se han pactado las condiciones de la coalición. Junto a la comisión de seguimiento del acuerdo se constituirá una comisión de seguimiento parlamentario, con cinco miembros del PSOE y cinco de Unidas Podemos, para garantizar la unidad de acción y el voto en el Congreso y en el Senado.
La presentación de proposiciones de ley, mociones o enmiendas sobre cualquier asunto que afecte al programa pactado será necesario comunicarlo previamente y que las dos partes estén de acuerdo. La actividad en el Parlamento fuera de las medidas consensuadas, si se trata de cuestiones de "alta repercusión en la escena política", también requerirá de consultas para intentar no caer en contradicciones.
Los proyectos de ley presentados por el Gobierno de coalición "deberán ser defendidos y votados" por los dos socios y el control parlamentario al Gobierno pasará antes el filtro del propio Ejecutivo.
Por si todas estas normas no son suficientes para un funcionamiento satisfactorio de la coalición, en el caso de discrepancias profundas "al menos", señala el documento, se pactará en la comisión de seguimiento del acuerdo "el alcance y la publicidad que los socios dan a las mismas, tanto en sede parlamentaria como en los medios de comunicación para mantener la estabilidad del Gobierno y no erosionar la confianza de la coalición".
El acuerdo de coalición entre el PSOE y Podemos obliga a los ministros a coordinar sus declaraciones
El núcleo duro lo componen Adriana Lastra, Irene Montero, tres meses cotizados, pasa de cajera a ministra por un carné político. Lo más preparado de la nación.
Moncloa ha informado además que él área de «Memoria Democrática», que hasta ahora dependía del Ministerio de Justicia, ahora formará parte de la vicepresidencia primera. Un puesto que ocupará Carmen Calvo, que será la vicepresidenta de Presidencia y Relaciones con las Cortes, asumiendo esas competencias adicionales. De su control sale la cartera de Igualdad, que pasa al control de Podemos.
La vicepresidencia que liderará Nadia Calviño coordinará los asuntos económicos y «la gran transformación digital que necesita España», añaden desde Moncloa. De ella dependerá además el proyecto de digitalización de toda la Administración Pública.
Finalmente, Sánchez da rango vicepresidencial a Teresa Ribera, que será la vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El presidente del Gobierno se comprometió a crear un ministerio para esta cuestión y, aunque finalmente no será un ministerio específico, lo enmarca dentro de una vicepresidencia. «Se señalan como prioridad del nuevo Gobierno las políticas con las que se hará frente a los desafíos de la España vaciada», defienden desde el Gobierno.
Seis años después de impulsar Podemos, Pablo Iglesias conseguirá llevar a su partido al Consejo de Ministros. Lo hará asumiendo una posición subordinada al PSOE, lejos de su sueño del «sorpasso», pero salvando al partido con esta entrada al Gobierno de una espiral destructiva y a la baja en la que estaba instalado en los últimos tiempos. Su evolución política va desde el comunismo con planteamientos de ruptura del orden constitucional hasta posiciones actuales que se pretenden más pragmáticas pero que tratan de despegar a la socialdemocracia europea de sus puntos de entendimiento con las fuerzas liberales y conservadoras.
Mesa de diálogo entre la Generalitat y el Estado
Pedro Sánchez, da el siguiente paso para cumplir el compromiso de una mesa de diálogo entre la Generalitat y el Estado, pactado con los independentistas, donde se abordará la solución al "conflicto político" catalán sin vetos de ningún tipo. En los próximos días se reunirá con el president de la Generalitat, Quim Torra, para preparar el primer encuentro.
Sánchez ha hablado esta mañana con Torra, considerado hace unas semanas por los socialistas como enemigo público número uno y a quien el jefe del Ejecutivo ni siquiera cogía el teléfono para tratar de seducir al voto moderado en las elecciones del 10 de noviembre. Pero ahora Torra, después de que el PSOE haya logrado la elección de Sánchez gracias a una coalición con Unidas Podemos y un pacto con ERC, es una pieza fundamental en el encaje de la legislatura. El presidente ya se vio obligado a llamarle hace unos días, por exigencia de ERC para proseguir las conversaciones, aunque en ese momento lo enmascaró en una ronda de llamadas con el resto de dirigentes autonómicos.
En el siguiente movimiento no ha habido escapatoria. Con toda formalidad a primera hora de hoy los dos han hablado por teléfono durante casi 10 minutos de manera sosegada. Y todo ha ido tan bien que Sánchez se reunirá con el president en cuanto haya Gobierno. Esto significa que el encuentro puede producirse la próxima semana, cuando el jefe del Ejecutivo hará públicos los nombres de su gabinete, o la siguiente.
Será en Madrid o en Barcelona, según fuentes de la Generalitat y del Ejecutivo, que precisan que este dato no se ha cerrado aún. Y el motivo de la cita es ultimar los pormenores de la mesa de diálogo. Un años complicado, y ojalá productivo para España.
El Mundo, ABC, El País