Una inflación disparada que bate todos los récords históricos, la persistencia de la escasez y la contracción del producto interior bruto (PIB) han marcado 2016 en la economía venezolana, que continúa dependiendo en demasía de la evolución de los precios del petróleo.
El año comenzó con la promulgación de un decreto de emergencia económica que le dio al presidente Nicolás Maduro, la potestad de tomar decisiones en la materia sin depender de la aprobación del Parlamento, controlado por la oposición.
Este decreto, puesto en marcha el 14 de enero, permitió al Gobierno disponer de los recursos sin control del Legislativo, así como de bienes y mercancías de empresas privadas para “garantizar el abastecimiento del país”, además de restringir el sistema monetario y el acceso a la moneda local y extranjera.
En 2016 el Ejecutivo se vio en la obligación de tomar una serie de decisiones impopulares para atacar lo que, asegura, son consecuencias de una “guerra económica” en su contra.
A mediados de febrero Nicolás Maduro anunció una devaluación del bolívar, y un aumento del precio de la gasolina, el primero en 27 años.
El bolívar sufrió una devaluación en su cambio oficial más bajo del 63 por ciento, la primera desde febrero de 2013.
El valor del dólar preferencial o protegido -reservado para la importación de alimentos, medicinas y bienes de primera necesidad- pasó de 6,3 a 10 bolívares, y el sistema de control cambiario pasó de tres a dos bandas.
El ajuste suprimió el tipo de cambio intermedio de 13 bolívares, y transformó una de las bandas ya existentes en un tipo de cambio “flotante” respecto al dólar.
Este nuevo dólar Dicom (Divisas Complementarias) abarca la utilización de dólares para cualquier actividad que no entre en los bienes de primera necesidad de la tasa preferencial, tales como viajes al exterior, compras electrónicas e importaciones en general.
La implementación del Dicom arrancó en febrero en 200 bolívares y hasta noviembre se ha incrementado en un 330 por ciento hasta situarse en 661 bolívares por dólar, lo que evidencia también una devaluación paulatina de la moneda.
En cuanto a la gasolina, la de 95 octanos -la más barata del mundo- se incrementó más de un 6.000 por ciento, mientras que la de 91 octanos aumentó un 1.282 por ciento, aunque continúa siendo muy asequible en comparación con el precio de otros bienes.
El país con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo continuó transitando este año el complicado camino iniciado en 2014 cuando comenzaron a caer los precios del crudo.
Desde 2015 el Gobierno se ha empeñado en una campaña para lograr una disminución en la producción petrolera de los países productores y exportadores para tratar de rescatar los precios.
Venezuela cerró el pasado año con una inflación acumulada del 180,9 por ciento -la más alta de toda su historia-, y en 2016 los organismos internacionales apuntan a que superará con mucho ese récord, pese a que el Gobierno no ha facilitado un solo dato del comportamiento inflacionario en todo el año.
La inflación se ha disparado este año a todas luces, con los precios de muchos productos multiplicados por seis o siete, lo que ha obligado al Ejecutivo a llevar a cabo hasta cuatro aumentos del salario mínimo de los trabajadores.
El salario base se sitúa ahora en 27.092 bolívares (41 dólares a la tasa Dicom) y el bono de alimentación se encuentra en 63.720 bolívares (96,5 dólares a tasa Dicom) por lo que la cantidad mínima que perciben los trabajadores alcanza los 90.112 bolívares (136 dólares).
Los jubilados o incapacitados, sin embargo, no reciben el beneficio de alimentación por lo que su pensión, igual para todos, se sitúa en 27.092 bolívares.
Maduro también decretó a mediados de octubre la Ley de Presupuesto de 2017 y la Ley de Endeudamiento de la nación, que tampoco fue aprobada por el Parlamento, por un monto de más de ocho billones de bolívares y estimada con un precio del petróleo a 30 dólares por barril.
El Gobierno continúa sosteniendo que gran parte de la responsabilidad de la crisis, al margen de la caída de los precios del petróleo, la tiene la llamada “guerra económica” que provocan los opositores ayudados por potencias extranjeras para generar una “desestabilización”.
Aunque el barril de petróleo se ha recuperado ligeramente hasta cerca de 40 dólares, Maduro ha extendido hasta en cinco ocasiones el decreto de emergencia, por 60 días cada vez, la última el pasado 13 de noviembre.
El Banco Central de Venezuela (BCV) no ha proporcionado en todo el año un solo dato sobre la evolución de la inflación, el producto interior bruto (PIB) o los indicadores de escasez.
Solo organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticaron en octubre que el PIB venezolano se contraerá un 10 por ciento y que la inflación superará el 500 por ciento.
Con información de EFE